Debido a que los presupuestos contemplados en el Paquete Económico y Presupuesto para 2025 se basan en un marco macroeconómico un tanto optimista, el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) consideró que cumplir con las metas de finanzas públicas será complejo, por lo que es muy factible que tenga que ser apoyado con mayor deuda pública.
El Presupuesto para 2025, que será el primero del Gobierno de la Presidenta Claudia Sheinbaum, tal parece que mantendrá las mismas premisas que el anterior: programas asistenciales y proyectos poco rentables.
"Para el presupuesto del próximo año, si bien es cierto que las intenciones del Gobierno son favorables, es evidente que no son suficientes para cumplir su meta original de reducir el déficit fiscal.
"Incluso, reducirlo en dos puntos del Producto Interno Bruto (PIB) y no en tres como se tenía planteado, además de ser muy complicado, puede generar desequilibrios importantes en la asignación de los recursos, afectando a rubros que pueden ser relevantes para el crecimiento, la inversión y el bienestar de las familias", advirtió el organismo perteneciente al Consejo Coordinador Empresarial (CCE).
Para cierre de 2024, se estima que el déficit fiscal del País se ubique en una proporción cercana a 6 por ciento como proporción del PIB, y la Secretaría de Hacienda (SHCP) se comprometió a reducir a la mitad para el primer año de la nueva Administración; sin embargo, en el Paquete de 2025 se considera un déficit de 3.9 por ciento.
En esa sintonía, la Comisión de Análisis Económico del Instituto Mexicano de Contadores Públicos (IMPC) reflexionó en que el Paquete cumple apenas con lo necesario para que las agencias de calificación crediticias no degraden la nota del soberano; no obstante, acusó que el documento se basa en suposiciones demasiado optimistas para la economía en años posteriores.
En el Presupuesto del 2025 se propone una disminución de 3.6 por ciento en términos reales en el gasto total, lo que en principio pareciera ser una buena señal para los mercados financieros y fortalecer la calificación soberana del País.
Sin embargo, el CEESP puntualizó que, más allá de una planeación real, la reducción del gasto responde a una exigencia natural dada la rigidez de las fuentes de ingresos y el riesgo que implica elevar los niveles de deuda.
"Reducir el déficit fiscal vía menor gasto es sin duda la mejor opción, aunque puede tener un costo elevado", alertó.
Asimismo, el Centro indicó que en la clasificación administrativa del gasto programable, que es donde se refleja quién ejerce los recursos, se puede percibir cuales son las prioridades del nuevo Gobierno de Sheinbaum, por lo que para el actual sexenio se puede apreciar que los objetivos serán los mismos que en el pasado Gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Explicó que de los 44 ramos que integran esta clasificación, 35 presentaron recortes respecto a los montos aprobados para 2024. Los nueve rubros que reportan aumentos se pueden relacionar con los proyectos y programas prioritarios del Gobierno.
"Cumplir con las metas de finanzas públicas será complejo, por lo que es muy factible que el Gobierno tenga que apoyarse en mayor deuda pública, que como porcentaje del PIB podría elevarse más de lo anticipado como consecuencia de un mayor monto como por un menor valor del producto", concluyó.