Lunes 16 de Diciembre de 2024 | San Luis Potosí, S.L.P.

Una palabra no cambia una realidad

José Luis Solís Barragán | 16/12/2024 | 12:10

EL CICLO DE LAS POLÍTICAS TIENE como uno de sus elementos iniciales, la colocación del tema en la “agenda pública”, ello implica visibilizar la problemática, generar conciencia de su importancia y con ello dinamitar el involucramiento social que legitime la decisión y multiplique los recursos disponibles.

BAJO ESTE PRINCIPIO, TODO LO que permita visibilizar la problemática y sus aristas, es fundamental para que la intervención del Estado logre transformar la realidad y llevarla a la situación deseada; sin embargo, la visibilización por sí misma, no transforma una realidad, solo la muestra y permite generar conciencia de la necesidad de un cambio.

EL FEMINISMO COMO LUCHA ES legítima desde cualquier óptica, la igualdad sustantiva, la necesidad de cerrar brechas; erradicar la violencia por causas de género, poner fin a las muertes por la condición de ser mujeres; y miles de situaciones más que no garantizan una sociedad igualitaria; demandas a las que resultaría irracional oponerse.

LA LUCHA FEMINISTA EN MUCHAS ocasiones ha logrado materializarse en acciones del Estado, la emisión y adecuación de leyes, la creación de políticas públicas y programas gubernamentales; y con todo ello se han dado avances en la búsqueda de una nación más justa en términos de género y mucho más igualitaria, sin embargo, las intenciones tampoco cambian realidades.

LAS CUOTAS DE REPRESENTACIÓN política son una muestra clara del avance acelerado que se vivió en las últimas décadas para la inclusión de la mujer; pero si bien hoy más mujeres llegan a los espacios de decisión, otra vez vemos que solamente la apertura política, no cambia realidades.

SI HABLAMOS DE CIFRAS QUE SON el componente inicial de las políticas, la realidad es devastadora, más del 70% de las mujeres de nuestro país, señala haber sido víctima de algún tipo de violencia, la de mayor prevalencia es la psicológica, seguida por la sexual, física, económica y alguna manifestación de discriminación.

ESTA REALIDAD QUE MUESTRAN las cifras del Inegi es aún más grave, si consideramos que del tramo que abarca del 2016 al 2021, la violencia en materia de género se incrementó 4 puntos porcentuales; si hablamos de los feminicidios, según datos de algunas organizaciones, el incremento en los últimos 20 años fue del 127%.

ESTA LÓGICA DE INCREMENTO EN la incidencia de violencia nos muestra una falla estructural en el quehacer de las políticas públicas en materia de género, se han invertido importantes cantidades de dinero en la gestión de políticas, desde la sociedad se han empujado acciones y hemos visto de forma acelerada un proceso de visibilización dirigido desde grupos, asociaciones y miembros de la sociedad civil, quienes han tenido que mostrarnos lo evidente, exigiendo algo que no debería pedirse, por el hecho de que debe estar garantizado; todo ello, ante la pasividad de las autoridades gubernamentales, pero desgraciadamente, la realidad no está cambiando.

HOY MÉXICO VIVE UN MOMENTO histórico, por primera vez una mujer funge como jefa de las instituciones del país, se cuenta con un Poder Legislativo Federal y 32 Locales integrado de forma paritaria y en algunos casos, con más mujeres que hombres; se tienen por primera vez un alto número de Entidades Federativas gobernadas por mujeres (13) y tenemos el mayor número de alcaldesas.

CON ESTA FUERZA POLÍTICA REAL, es claro que las condiciones están dadas, para que desde el Estado se construya un empuje que si cambie la realidad que vulnera los derechos de las mujeres; que se construyan acciones eficaces que pongan fin a la violencia contra las mujeres y garanticen un óptimo desarrollo para aquéllas que vienen pisando sus huellas; que se generen los cambios estructurales que garanticen una sociedad igualitaria; y que ponga freno a una postura pasiva en las autoridades de los tres órdenes de gobierno que componen la República.

ESTA SEMANA CON BOMBO Y platillo se anunciaron cambios constitucionales para llevar el lenguaje inclusivo a la norma suprema y asegurar el uso del término “presidenta”, “presidenta municipal” y “gobernadora”, pero más allá de un intento de hacer visible el término, ¿Qué realidad se está pensando cambiar con la reforma? ¿Cuál es la forma en que el legislativo plantea garantizar igualdad y frenar la violencia con el uso del lenguaje incluyente?

QUÉ BUENO QUE SIGAMOS EN LA tónica de visibilizar, pero ante la fuerza política que se construyó y que permitió romper brechas de representación política, me parece que deberíamos estar hablando de cambios de fondo que sí modifiquen realidades, que garanticen que cada vez se abran más espacios para ellas; y cada vez reduzcamos más la violencia que resta libertad a un sector social que lleva décadas luchando desde la calle y contramarea.

UN CAMBIO DE PALABRA NO VA A cambiar la realidad del 70% de las mujeres que señalan haber sido víctimas de algún tipo de violencia, esperemos por la expectativa que genera las condiciones políticas del país, que tengamos próximamente cambios mucho más profundos que realmente generen la transformación estructural que necesita la nación en materia de igualdad sustantiva.

@josesolisb