La industria cárnica en México es un pilar clave de la economía, pero también es un sector con regulaciones estrictas que determinan qué carne se exporta y qué se queda en el país.
Solo algunos estados en México están autorizados para exportar ganado y carne a Estados Unidos. Esto se debe a los estrictos requisitos sanitarios impuestos por el Departamento de Agricultura de los EE. UU. (USDA) y al cumplimiento de las normas de tuberculosis bovina. Estados como Chihuahua, Sonora y Durango destacan como líderes en exportación gracias a programas de erradicación de enfermedades, donde el 86% del territorio nacional tiene una prevalencia de tuberculosis menor al 0.5%.
A partir del 2023, el estado de Nuevo León dejó de cumplir con las regulaciones necesarias, por lo que se le prohibió exportar a EE. UU. debido a un aumento en los casos de tuberculosis bovina detectados en su ganado. La decisión fue tomada tras auditorías del USDA y el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA), donde se identificaron áreas que no cumplían con los estándares requeridos.
Como resultado, Nuevo León deberá implementar medidas correctivas estrictas, como mayores controles de vacunación y monitoreo epidemiológico, para recuperar su estatus de exportación. Esta suspensión busca proteger la salud pública y mantener la integridad de las cadenas de suministro de carne en ambos países.
Durante el ciclo de exportación 2022-2023, México exportó más de 901,000 cabezas de ganado en pie a Estados Unidos, lo que representó un incremento del 10% respecto al año anterior. La carne exportada suele ser de alta calidad, proveniente de ganado que cumple con los estándares más rigurosos, lo que permite a México competir en mercados internacionales, especialmente en Asia y Norteamérica.
Las exportaciones incluyen tanto ganado en pie como carne procesada, dirigidas principalmente a Estados Unidos y Asia. Los cortes de res y cerdo de mayor calidad son los que se exportan, mientras que los cortes menos costosos o con mayor trabajo manual, como vísceras y carnes para embutidos, suelen quedarse en el mercado nacional.
La carne que se queda en México a menudo tiene características distintas a la carne exportada. Los cortes exportados tienden a ser de mayor calidad debido a los rigurosos controles sanitarios y estándares internacionales. En contraste, la carne destinada al mercado interno, aunque de buena calidad, suele ser más accesible en precio y puede no requerir los mismos estándares sanitarios extremos.
La carne selecta de primera calidad en México proviene principalmente de regiones con ganadería destacada, como Sonora, Nuevo León, Jalisco y Veracruz. En estas zonas, el ganado se cría bajo condiciones controladas, y la carne suele destacarse en cortes como ribeye y arrachera, distribuidos a restaurantes de alta cocina, supermercados premium y mercados locales. Aunque no se exporte, esta carne cumple con las normas estrictas de SENASICA, asegurando su alta calidad y frescura para el consumo interno.
México es el principal importador de carne de cerdo estadounidense, con más de 447,000 toneladas métricas adquiridas en 2023, reflejando una relación comercial dinámica donde ambos países se benefician. Mientras México exporta cortes de alta calidad, también importa carne para satisfacer su demanda interna y mantener precios competitivos.
El USDA proyecta un crecimiento del 10% en las exportaciones de carne de res mexicana en 2024, impulsado por la creciente demanda en Asia y América del Norte. Esto posiciona a México como un jugador clave en el comercio internacional de carne, con expectativas de mayor desarrollo y diversificación de mercados.
La carne en México es mucho más que un producto alimenticio: es un motor económico que equilibra calidad de exportación y accesibilidad en el mercado interno. La regulación estricta y los acuerdos comerciales han permitido a México destacar en la exportación de carne de res y cerdo, mientras que el consumidor mexicano se beneficia de precios accesibles y una oferta variada.