Claudia Martínez Jasso. | 14/12/2024 | 02:05
Hemos sido programados para producir resultados tangibles en todas las áreas de la vida, cualquiera que sea nuestro rol en el tejido social. Hemos recargado nuestra valía como ser humano en la demostración constante hacia afuera de que somos dignos de pertenecer al encarnar de forma óptima, el personaje que nos tocó o que aparentemente elegimos en el teatro de la vida.
Ser buena madre, padre, ejecutivo, emprendedora, jefa, empleado, gerente, tendero, deportista, artista, servidor público, para seguir dentro de la estructura y calmar nuestro instinto de supervivencia. Y por supuesto que es positivo visualizar y dirigirse hacia la realización óptima y con excelencia de nuestros proyectos y papeles en la vida, el problema es la vorágine hipnótica en la que entramos cuando ya no es disfrutable, cuando lamentablemente vivimos en la supervivencia y no me refiero a nivel tangible ni físico, sino que cerebralmente.
Estamos en hipervigilancia, en alerta constante, segregando adrenalina y cortisol. Se nos olvidó respirar, apreciar, contemplar, estar en calma. A veces vivimos como si estuviéramos en estado de emergencia cada segundo del día y se nos vuelve adicción. ¿Cuándo fue la última vez que paseaste? El arte de observar con asombro y contentamiento la belleza de un paisaje, respirando, sonriendo, informándole al cerebro que todo está bien, que podemos estar en calma, que estamos disfrutando la vida.
La mente no distingue si estamos estresando al cuerpo porque tenemos pensamientos ansiosos y catastróficos futuristas o si realmente estamos viviendo una situación trágica y llena de horror.
No es en vano tanta información sobre hacernos dueños de nuestros pensamientos, de llevar el timón, de habitar nuestro cuerpo mental que es el que dirige la escena de la vida, es el que le da dirección, el que decora y escenifica, el que elige los lugares, las personas, las situaciones.
Si somos tomados por nuestros propios pensamientos desorganizados es completamente inevitable que nuestro diario vivir sea conflictivo y problemático con nuestros semejantes. Descansar la mente es muy urgente. Vivir inflamados del cuerpo porque nos la pasamos corriendo sin rumbo en la mente inconsciente, es una realidad de nuestro presente.
¿Quién nos va persiguiendo, o a que ilusión estamos persiguiendo nosotros? ¿Queremos encontrarnos con nuestra promesa de arena que en algún momento nos colmará? No puede ser de esa manera. Todo aquello que llena nuestra Alma, lo encontramos con los ojos cerrados y sintiendo o con los ojos abiertos con todos nuestros cuerpos conectados, el físico, el mental, el emocional, el energético y el espiritual al unísono y completamente presentes en la sensación. Pasear, es un acto meditativo.
Estamos en el presente, es decir, en la presencia Divina. Descansar es parte imprescindible en nuestras vidas. ¿De qué estás casado(a) si o hiciste nada? ¿Has escuchado esta frase? ¿Qué es hacer “algo”? Mamá estuve leyendo durante dos horas.
Jefe, estuve meditando sobre nuevas ideas, Compañero(a) estuve en un lugar lleno de gente. Pobrecito de nuestro cuerpo, tan ignorado. Hay tantas cosas que cansan que no tienen que ver con la acción del movimiento físico, por ejemplo, si usamos la mente, o si estamos en contacto con gente o si estamos preocupados. Segregar sustancias cerebrales de estrés es cansadísimo y a la pronta o a la larga peligrosísimo.
Porque recordemos que toda enfermedad proviene del estrés. Si trabajamos en la higiene del sueño, es decir, en tener un proceso de relajación antes de dormir, nuestra vida va a cambiar por completo. Descansar de verdad es aflojar el cuerpo, tener paz en la mente y entregar al cielo las preocupaciones.
Alguna vez una persona sumamente medicinal y experto en el sistema muscular me comentó que le recomendaba a sus pacientes hacer algo que les apasione y les guste mucho. Y parece algo simple, pero con ese pequeño momento al día, es seguro que la inflamación por estrés aminoraría y regresarían a la salud.
¿Vas corriendo sin pararte a disfrutar a los tuyos, la belleza, tu propio ser? Ya sabemos cómo va a terminar este viaje para todos, entonces ¿Por qué no aparte de ser disciplinados y ser eficientes y cumplidos agregamos a nuestra agenda el descanso y el gozo? En los últimos momentos antes de morir tal vez nos demos cuenta de que lo que ha valido al venir a este plano, son los momentos de conexión con el Espíritu, nuestros amados, la naturaleza y las demás especies y reinos de la naturaleza.
Date permiso de descansar sin culpa, son tus momentos contigo mismo(a) Observemos a los niños y a los animales no humanos recargar sus energías bajo la luz del sol, en concordancia y armonía con el cosmos. Descansar jamás es perder tiempo, es todo lo contrario, es ganar salud, conexión, amor propio y memorias de luz. No somos esclavos ¿Cierto? … ¿Cierto? Deseo para ti que tu Alma sea la protagonista y le dejes surgir el día de hoy en tu descanso mental y físico. Debe tener muchas cosas que contarte.
Gracias por caminar juntos.
Tu terapeuta.
Claudia Guadalupe Martínez Jasso.
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