Plano Informativo | 12/12/2024 | 03:20
Deben saber qué quieren
Para el urbanista e investigador de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, Benjamín Alva Fuentes, llegó el momento de que los potosinos y sus gobiernos piensen seriamente en lo que desean hacer con su Centro Histórico, y un primer paso es que actualmente está en consulta un programa parcial del Centro Histórico.
Explicó que por un lado, se tiene un enfoque más de conservación que de renovación, por lo que mantiene una fuerte regulación.
Estas regulaciones, dijo el urbanista, parten del hecho de que el Centro Histórico potosino se ha considerado como patrimonio ya que forma parte del Camino Real Tierra Adentro, sin embargo aún no se mantiene como un activo cultural del mundo de forma independiente.
Restricciones afectan Carranza
Explicó Alva Fuentes que el centro tiene una delimitación que conocemos como nuestro primer cuadro, que alcanza desde Reforma hasta la Alameda, con un alargamiento sobre Carranza hasta el barrio de Tequisquiapan.
Señaló que es aquí donde se afecta una de las avenidas más importantes de la ciudad, ya que se aplica la fuerte regulación propia de la Ciudad Patrimonio.
Dijo que “Entre la ciclovía, las obras de modernización de lo que llamarían Paseo Carranza, la pandemia y la falta de una estrategia, esta importante avenida ha perdido un gran valor”.
Por ello consideró que “Necesitamos un plan de renovación urbana del centro, que como en otras ciudades globales modernas, permita el aprovechamiento de los espacios, ser un factor de atracción para la inversión y sobre todo, un beneficio colectivo. Esto se convierte en una oportunidad para ofrecer soluciones productivas.
¿Renovación o conservación?
Benjamín Alva explicó que “En los centros históricos existen al menos dos tendencias, la renovación y la conservación. La primera es una estrategia para atraer inversión e insertarlos de manera competitiva, mientras que la segunda es una visión más tradicional de mantener los espacios como están”.
Detalló que la renovación es una estrategia que utilizan organismos internacionales, como el Banco Interamericano de Desarrollo o las Naciones Unidas, y que lo han hecho en ciudades como Buenos Aires, Bogotá o San José de Costa Rica, en América Latina. También en Bilbao, en España.
Y agregó que “Dice el BID sobre la renovación, imaginemos un antiguo terreno industrial en medio de una ciudad en crecimiento. Lo que antes eran fábricas, ahora pueden ser hogares, oficinas o espacios públicos, aprovechando su ubicación estratégica para disponer de servicios, pero sobre todo para generar un valor que se ha estado perdiendo. Eso pasó en Puerto Madero, Buenos Aires”.
Conservar no es necesariamente malo
Por otro lado, dijo Alva Fuentes, cuando nos enfocamos a la conservación, la inversión baja, pues debido a la gran cantidad de restricciones, cualquier intervención se vuelve cara, ya que busca primero la restauración, regresar al pasado, y que el espacio luzca exactamente igual”.
Consideró que “No necesariamente es malo, pero tal vez no hemos sabido cómo hacerlo rentable”.
Señaló también que no podemos olvidar que la función en todos los centros, sobre todo, es económica.
Por ello, la renovación no está en contra de la conservación, sino más bien de aprovechar esa riqueza cultural e histórica para insertar en el presente en un sentido mucho más competitivo, siendo las normas mucho más flexibles que restrictivas.