Adriana Alaniz, Evelyn Bárcelas, Jacqueline Eduardo y Heysa Sigala | 10/12/2024 | 15:16
San Luis Potosí, SLP.- La salud del planeta, refiriéndonos al estado general de bienestar de los sistemas naturales, recursos, suelo, animales y plantas no es una preocupación futura, sino una realidad a la que nos enfrentamos todos los días debido a la disminución de recursos, contaminación, cambio climático y disminución de biodiversidad. Al día de hoy, distintas discusiones giran en torno al cuidado del planeta, sin embargo, los términos empleados no siempre se utilizan correctamente y, algunas veces, tendemos a confundirlos. Un claro ejemplo de esto son los términos Ecología y Ecologismo, que regularmente son usados de manera indiscriminada, pero, existen diferencias relevantes entre ellos. En este sentido, es importante aclarar sus significados y entender cómo se interrelacionan en la lucha por la protección ambiental.
Comenzando por la Ecología, es la ciencia encargada de estudiar los ecosistemas, incluyendo las interacciones entre organismos vivos y su entorno. En la antigüedad filósofos griegos hicieron observaciones sobre estas interacciones basándose en la biología y la naturaleza, sin embargo, no fue hasta el siglo XX cuando se formalizó este término gracias a las teorías que surgieron acerca de las dinámicas de poblaciones y las interacciones entre especies. Hoy en día se busca encontrar respuestas para identificar el impacto de las actividades humanas sobre el ambiente y el cómo resolver los problemas actuales promoviendo un equilibrio entre los seres humanos y la naturaleza. Sus principales objetivos son la restauración ecológica, agricultura sostenible, conservación de flora y fauna y planificación urbana, todo esto de la mano de especialistas ecólogos y profesionales en ciencias ambientales, con herramientas y conocimientos fundamentados.
El ecologismo, por otro lado, es un movimiento social y político que busca proteger y restaurar el medio ambiente. Este movimiento surge a mediados del siglo XX con el interés de pequeños grupos sociales de involucrarse en la preservación de la naturaleza debido a la rápida expansión de la industrialización y sus consecuencias en el entorno. Esta preocupación se vio amplificada con la publicación del libro “Primavera silenciosa” en 1962, escrito por Rachel Carson en el que se denunciaban los efectos devastadores de los pesticidas los cuales no se limitaban a dañar el ambiente, sino que también representaban una amenaza directa a la salud humana, tema que hasta entonces había sido poco discutido a nivel público. Otro de los eventos clave en la formación del movimiento ecologista ocurrió en 1969, con el derrame de petróleo en Santa Bárbara, California, en el que la difusión de imágenes de playas contaminadas y fauna cubierta de petróleo generaron una indignación pública que impulsó la movilización de comunidades enteras. El momento decisivo para la transición de pequeños grupos activistas hacia un movimiento masivo fue la creación del Día de la Tierra, celebrado por primera vez el 22 de abril de 1970. Este evento, liderado por el senador estadounidense Gaylord Nelson, movilizó a millones de personas en Estados Unidos para exigir acciones concretas en defensa del medio ambiente, dando origen al movimiento ecologista moderno.
En este contexto, nosotras como estudiantes en la maestría en Ciencias Ambientales del Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica nos enfrentamos al reto de unir el conocimiento científico con una acción concreta e impulsar la participación de las comunidades. La necesidad de abordar los desafíos ambientales desde múltiples perspectivas nos impulsa a ir más allá de la teoría, trabajando en proyectos que restauren ecosistemas, promuevan la sostenibilidad y conecten con las necesidades de las comunidades.
En resumen, aunque la ecología y el ecologismo abordan el cuidado del ambiente desde perspectivas diferentes, ambos desempeñan roles cruciales en la educación ambiental y la conservación de la naturaleza. La ecología nos proporciona el conocimiento científico necesario para comprender los complejos mecanismos que sustentan la vida en nuestro planeta. Por otro lado, el ecologismo, guiado por valores y emociones, impulsa acciones y políticas que buscan proteger y preservar nuestro entorno natural.
Como maestras en ciencias ambientales, tenemos la responsabilidad de conectar ambos ámbitos; al hacerlo, podemos orientar al público no solo sobre cómo funcionan los ecosistemas, sino también sobre la importancia de adoptar prácticas sostenibles y proteger nuestro planeta. Esta es una invitación a todos los lectores a apreciar tanto el conocimiento científico que aporta la ecología como la dedicación del ecologismo, con el objetivo de formar un futuro sostenible y en equilibrio con la naturaleza.
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