Milenio | 08/12/2024 | 13:58
Un mes después de abandonar un programa de doctorado de la Universidad de Stanford el año pasado, Demi Guo y su amiga Chenlin Meng habían recaudado 5 millones de dólares (mdd) para su startup.
La aplicación que crearon, Pika Art, utiliza inteligencia artificial (IA) para producir efectos de video increíbles y amenaza con hacer que al menos un aspecto de la producción tradicional de videos y películas sea cosa del pasado. En unos cuantos meses, tenía más de un millón de usuarios, mientras que las dos fundadoras, ambas de 26 años, recaudaron 135 mdd en poco más de un año.
Su historia sería excepcional en cualquier lugar fuera de Silicon Valley, e incluso allí es poco habitual. Pero la famosa red de mentores, innovadores e inversionistas de California ayudó a hacerlo posible, explican. Con los inversores, “hubo entusiasmo mutuo desde el principio”, dice Guo, explicando que “intercambian ideas con nosotros, ayudan con la contratación y más. Si me topo con un problema, simplemente les envío un mensaje de texto y me ayudan de inmediato”.
Para muchos economistas, el éxito de Guo y Meng ayuda a explicar algo más: por qué Estados Unidos (EU) crece mucho más rápido que cualquier otra economía avanzada. Su Producto Interno Bruto (PIB) se expandió 11.4 por ciento desde finales de 2019 y, en su último pronóstico, el Fondo Monetario Internacional (FMI) predijo un crecimiento de 2.8 por ciento este año.
Si bien las elecciones estadunidenses del mes pasado se llevaron a cabo en un contexto de crisis del costo de vida, el desempeño económico del país en los últimos años ha sido la envidia del mundo desarrollado.
Tal vez la guerra en Ucrania tuvo un efecto menor en EU que en Europa, debido a sus abundantes suministros nacionales de energía, y se recuperó más rápidamente que algunas naciones del G7 de la pandemia de covid-19. Pero su historial de crecimiento se basa en un crecimiento más rápido de la productividad, un motor más duradero del desempeño económico.
La productividad laboral estadunidense creció 30 por ciento desde la crisis financiera de 2008-2009, más de tres veces el ritmo de la eurozona y el Reino Unido. Esa diferencia de productividad, visible desde hace una década, está reconfigurando la jerarquía de la economía global. El crecimiento económico en la eurozona es un tercio del de EU desde la pandemia, y se prevé que la producción se expanda solo 0.8 por ciento este año, de acuerdo con el FMI.
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