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Homilía: El que sabe esperar, está aprendiendo a vivir

Plano Informativo | 08/12/2024 | 03:20

La vida está compuesta, más de lo que se espera, que de lo que ya se tiene.
Por eso, es necesario aprender a esperar, porque si algo llega rápido, pronto se termina.
Y, como nadie nace sabiendo, hay que  aprender a vivir. Y la esperanza, es ese periodo de aprendizaje.
Porque lo valioso, no llega  repentinamente. Algo que es  bueno, ocupa tiempo; para que una vez que  llegue, sepamos como  cuidarlo, y no lo dejemos perder.
Los hombres de  esperanza, alcanzaron lo que no imaginamos.
Aunque para eso, hay que respetar los tiempos de Dios. 
Por tanto, no caigamos en la desesperación, porque ésta, nos lleva  cometer errores; y por buscar lo práctico, caemos en lo complejo.
Saber esperar, también incluye una actitud  de escucha, sin responder de manera inmediata.
Pero, la voz de la sabiduría, no se encuentra entre el bullicio de los hombres; porque esos sonidos, solo aturden, y nos impiden percibir claramente.
El sonido de la  sabiduría, viene del desierto, es decir, necesitamos vivir la soledad.
Ya  lo dice el Evangelio: “Ha resonado una voz en el desierto: Preparen el camino del Señor…todo valle será rellenado, toda montaña y colina, rebajada; lo tortuoso se hará derecho, los caminos ásperos serán allanados y todo los hombres verán la salvación de Dios”. (Lc.3).
Para recibir lo bueno, es necesario estar preparados.
Aunque la preparación ocupa tiempo, y por tanto esperanza.
Por eso, hay que pedir a Dios, que haga salir de nosotros, la virtud de la esperanza; porque en ésta, es donde se encuentra la vida. 
Pbro. Lic. Salvador Glez. Vásquez.
 

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas
 
Lc 3, 1-6
 
En el año décimo quinto del reinado del César Tiberio, siendo Poncio Pilato procurador de Judea; Herodes, tetrarca de Galilea; su hermano Filipo, tetrarca de las regiones de Iturea y Traconítide; y Lisanias, tetrarca de Abilene; bajo el pontificado de los sumos sacerdotes Anás y Caifás, vino la palabra de Dios en el desierto sobre Juan, hijo de Zacarías.
 
Entonces comenzó a recorrer toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de penitencia para el perdón de los pecados, como está escrito en el libro de las predicciones del profeta Isaías:
 
Ha resonado una voz en el desierto:
Preparen el camino del Señor,
hagan rectos sus senderos.
Todo valle será rellenado,
toda montaña y colina, rebajada;
lo tortuoso se hará derecho,
los caminos ásperos serán allanados
y todos los hombres verán la salvación de Dios.