Nunca estuve en Canadá, no he pisado aquellas tierras que corre su territorio desde el norte de Estados Unidos hasta el círculo polar, el segundo en territorio del mundo, dos océanos lo limitan el Atlántico y el Pacífico, es considerado uno de los países con menos densidad en población 4 habitantes por kilómetro cuadrado. Herederos de británicos sajones y galos franceses, quienes llegaron en el siglo xv para ocupar el territorio habitado por población indígena dueños de la tierra arrebatada. Entre británicos y franceses, se hicieron la guerra, Francia perdió, cediendo la mayor parte de sus territorios. Se hablan dos idiomas francés e inglés, nunca pudieron ponerse de acuerdo, eso sí, acabaron casi con la totalidad de los pueblos originarios llamados Amerindios de Kanata, palabra de origen Iroquí de significado “pueblo o asentamiento”. De ahí nacen los 10 millones de kilómetros cuadrados, sin una capital definida, convierten a Ottawa su capital “de comercio”, no pertenece a un estado o distrito, es un acuerdo para establecer un lugar neutral en 1857 por la reina Victoria, de esta manera pretender terminar con el pleito eterno.
Entre desacuerdos, Canadá la potencia número siete, económica y militar, comercia tecnología, petróleo, gas, minerales que por cierto su avaricia expansionista, son los principales “inversionistas” en minería, logran su objetivo de saqueo mineral, destruyen pueblos, desplazan población, gracias a sus métodos de minería a cielo abierto, dejan una contaminación y desolación imposible de revertir, gracias al neoliberalismo impuesto.
Trudeau
Heredero de una dinastía de políticos canadienses, hijo de un ex primer ministro, cuya aparición en público fue precisamente el día de su funeral como orador, frente a grandes personajes internacionales, (recuerden Peña), fue como se catapultó al joven Trudeau a los 28 años, el Partido Liberal lo cobijó, y en 2015 lo hizo primer ministro hasta ahora. Con gran popularidad al tomar el cargo, ahora solo cuenta con una aprobación del 19.5% en su gestión, a pesar de promover unas políticas de puertas abiertas a la migración, tomó la decisión de ser más estricto, ya que su economía se ha desacelerado significativamente, es decir, la población migrante hizo que para finales del 2023 el total de población canadiense de 40 millones creciera 3.7% en solo un año, y la economía solo creció en PIB 1.29%. Para comprenderlo un poco mejor, las empresas u organismos público, con obras y acciones, y la iniciativa privada juntas, no pueden mantener su población origen y mucho menos mantener al nivel de ingresos de las familias Yukonas.
Tanta migración ha provocado un déficit de vivienda, peor que la nuestra en México, con solo una inversión de 200mil viviendas, han acumulado un promedio deficitario en los últimos 3 años, de 3,6 millones de viviendas, no residenciales, de interés social, cuando se requieren 1,2 millones de viviendas cada año. Un país que acoge a miles de estudiantes,una fuente de ingresos importante “turismo educativo” se ve afectado en pérdidas superiores a los 1,100millones de dólares, ya que de los 550 mil estudiantes que reciben anualmente, muchos de ellos abandonaron el país por falta de vivienda económica, en Toronto alcanza hasta 2000 dólares por un departamento pequeño para dos personas.
Trudeau ha llevado a la debacle al sistema de salud. a pesar de los pocos muertos por el Covid 19, 35mil, en comparación con Estados Unidos 915mil, el sistema de salud a falta de hospitales privados, el sistema del Estado no puede con la gran demanda que solicita la población, sobre todo la de mayor edad con enfermedades degenerativas y crónicas.
Las crisis económicas siempre afectan los servicios de salud, Canadá no es la excepción, solo con un pequeño detalle, desde que Justin Trudeau, llego al poder, el consumo de drogas como la marihuana y la cocaína, a crecido de manera exponencial, los jóvenes de 14 años los más afectados, durante su gobierno se dio la libertad de vender cannabis, ahora hay en cada esquina, dejando la puerta abierta a consumo de otras drogas como la misma cocaína, metanfetaminas y el temido fentanilo. En Vancouver, Toronto, Ontario ya comienzan a verse las mismas imágenes de las ciudades norteamericanas de Los Ángeles, Filadelfia, Nueva York , entes vivientes, que pronto morirán y formarán parte de las más de 30 muertes diarias. El desbordamiento de adictos que se ven en todas las ciudades canadienses, son principalmente ciudadanos jóvenes, que seguramente no tendrán futuro prometedor, pero si provocan un estado de emergencia del sistema de salud y a la economía, muchachos que ya no trabajan y no serán parte de la fuerza de trabajo, ¡entonces si requieren a los migrantes! Paradójicamente el gobierno del Trudeau no da paso para atrás en cerrar las tiendas cannabis, por la gran recaudación de impuestos que obtienen.
Hoy en este año que pronto terminará, Canadá se ha convertido en un país, productor, distribuidor y consumidor de fentanilo, 25 muertos diarios por consumo de la droga.
“Es un insulto que nos comparen con México” dijo el primer ministro de Ontario, cuanta sabiduría tiene el ministro, cuando sabe que en su Vancouver se ha despenalizado el usodel fentanilo. La Columbia Británica poco a poco, en su hambre por drogarse, se convirtió en la capital mundial del fentanilo, despenalizó el uso de esta droga y otras llamadas”duras”, erróneamente para combatir el uso y les salió el tiro por la culata. “Un experimento histórico” que lleva a sus propios ciudadanos a la muerte prematura.
Canadá no solo se ha convertido en la capital del fentanilo, es el principal exportador hacia Estados Unidos, no hay quien los detenga, laboratorios clandestinos y legales, hacen del país del hielo y la nieve, un lugar paradisíaco para los fans de la droga, los Yankis norteamericanos.
Si nos van a ningunear, mejor que huelan su propia cloaca.
Nos saludamos pronto.