El estilo de vida que llevamos es responsable de hasta el 80% de las enfermedades actuales, de acuerdo con el médico funcional Carlos Jaramillo, quien subraya que los factores como la alimentación, la actividad física y la gestión del estrés son determinantes en la salud.
Esta perspectiva, respaldada por datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), resalta que las enfermedades no transmisibles (ENT) han pasado a dominar las estadísticas de mortalidad global, representando 7 de las 10 principales causas de muerte desde 2021.
Las ENT, como las cardiopatías isquémicas, el cáncer de pulmón y la diabetes, han superado a las enfermedades infecciosas, consolidándose como las principales amenazas para la salud mundial. Según Jaramillo, estos padecimientos no son tanto una consecuencia de la genética como del estilo de vida, un enfoque que aboga por priorizar la prevención a través de hábitos saludables sin dejar de lado la medicina moderna.
“El pilar, la base absoluta de los tratamientos de todo debería ser el estilo de vida, los hábitos aplicados de manera científica”, destacó Jaramillo, quien combina su práctica clínica en Bogotá con investigaciones sobre medicina funcional.
El especialista enfatiza que la medicina occidental, aunque fundamental en la atención de urgencias y enfermedades agudas, necesita complementarse con un enfoque preventivo y holístico que abarque desde la recuperación en el hogar hasta la construcción de un bienestar integral.
El estrés, una de las principales consecuencias del estilo de vida moderno, puede convertirse en un arma de doble filo. Según Jaramillo, mientras sea gestionado adecuadamente, el estrés puede ser un estímulo positivo, promoviendo respuestas adaptativas en el organismo, como el desarrollo muscular tras el ejercicio o la producción de energía durante el ayuno. Sin embargo, el estrés mal manejado puede llevar a problemas graves, desde disfunciones hormonales hasta un debilitamiento del sistema inmunológico.
“El estrés mental, químico y físico, aunque distintos en su origen, terminan desencadenando respuestas biológicas similares, como el aumento de cortisol y adrenalina, elevación de la presión arterial y disminución de la actividad digestiva”, explicó el médico funcional. Estas respuestas son normales en situaciones puntuales, pero si se prolongan, generan una sobrecarga alostática que puede derivar en enfermedades crónicas.
El enfoque preventivo que promueve Jaramillo parte de un monitoreo consciente de lo que llama los “siete pilares de la salud”: nutrición, actividad física, sueño, prácticas de meditación o gratitud, relaciones interpersonales, exposición a tóxicos y equilibrio en la forma de vivir. “Primero pongo mi vida en orden y, en la biología, cuando tú pones la vida en orden, la vida se manifiesta de manera correcta”, afirmó.
Además, el especialista destacó la importancia de personalizar las soluciones de salud, argumentando que no existe un método único aplicable a todos. “Cada individuo tiene causas distintas, aunque las respuestas fisiológicas sean similares. Lo importante es identificar qué funciona para cada persona, ya sea meditación, suplementos o simplemente alimentarse bien y dormir adecuadamente”, indicó.
Jaramillo criticó el modelo actual de atención médica, que considera más centrado en la enfermedad que en la salud. “Los gobiernos gestionan la administración de la enfermedad construyendo hospitales y comprando medicamentos, pero carecen de estrategias para promover la salud. Los médicos aprendemos sobre salud, pero rara vez la practicamos”, reflexionó.
El especialista, autor de libros como ‘El milagro metabólico’ y ‘Antiestrés’, propone un enfoque que combina la aceptación y el respeto como principios para gestionar el estrés y mejorar la calidad de vida. “Todo lo que no soy capaz de aceptar solamente me muestra una limitación mental mía”, concluyó, abogando por un cambio profundo en cómo entendemos y vivimos la salud.
Este llamado a la acción resalta la importancia de replantear nuestras prioridades y hábitos, entendiendo que la salud no es simplemente la ausencia de enfermedad, sino un proceso activo de bienestar integral.