Greenpeace África calificó este domingo de "insulto" y "colonialismo climático" el acuerdo financiero alcanzado de madrugada en la COP29 por el cual los países ricos pagarán 300.000 millones de dólares anuales al mundo en desarrollo para costear allí la acción climática.
"La oferta del norte global de nuevo no es solo inadecuada: es un insulto a todos los africanos que ya están sufriendo los desastres climáticos. Esto no es financiación climática; es colonialismo climático", expresó Fred Njehu, estratega político panafricano de la organización medioambiental, en un comunicado.
Los cerca de 200 países reunidos en la cumbre de Bakú sellaron en la madrugada del sábado al domingo el acuerdo con el que fijaron la nueva meta de financiación climática, que reemplazará a la anterior establecida en 100.000 millones de dólares anuales.
Un pacto que Greenpeace África consideró "mínimo", pues argumentó que en realidad se necesita una financiación pública de 1,3 billones de dólares para las comunidades vulnerables al clima en todo el mundo.
"Mientras nuestro continente arde, se inunda y muere de hambre a causa de una crisis que no hemos creado, las naciones ricas ofrecen centavos mientras se embolsan miles de millones en beneficios de los combustibles fósiles", lamentó Njehu.
En su opinión, el acuerdo de la COP29 es "una clase magistral de injusticia histórica", que "traiciona la justicia climática y se burla del principio de quien contamina paga".
"Las mismas naciones que construyeron su riqueza sobre los combustibles fósiles hasta alcanzar la prosperidad esperan ahora que asumamos los devastadores costes de sus acciones con calderilla", reprochó Njehu.
El experto manifestó su intención de seguir trabajando para lograr una mayor financiación de cara a la COP30 de Belém (Brasil) del año próximo: "Las promesas huecas del norte global no alimentarán a los desplazados por la sequía ni reconstruirán las comunidades destruidas por las inundaciones. Pero el espíritu de África permanece inquebrantable".
También el jefe de la delegación de Greenpeace en Bakú, Jasper Inventor, defendió que se trata de un acuerdo "lamentablemente inadecuado".
"Nuestros verdaderos adversarios son los mercaderes de combustibles fósiles de la desesperación y los temerarios destructores de la naturaleza que se esconden cómodamente tras la escasa ambición climática de todos los gobiernos. Hay que desautorizar a sus grupos de presión, y los líderes deben armarse de valor para ponerse del lado correcto de la historia", instó Inventor.
Respecto al acuerdo sobre el comercio de emisiones de carbono y la creación de un mercado mundial regulado para cumplir con los objetivos del artículo 6 del Acuerdo de París, Lamfu Yengong, responsable de la campaña forestal de Greenpeace África y experto en la codiciada cuenca africana del Congo, se posicionó en la misma línea.
"Los mecanismos del mercado de carbono acordados en Bakú no son más que un esquema neocolonial disfrazado de acción climática. Nuestros bosques y tierras se están convirtiendo en cómodos vertederos de carbono mientras las empresas de combustibles fósiles continúan con su destructiva actividad habitual", reprobó Yengong.
"Nos negamos a que el patrimonio natural de África se convierta en un terreno de juego barato para los contaminadores del norte global (...). Nuestros bosques son nuestra vida, no su oportunidad de compensación", concluyó.