Algún día, tendremos a un gobernante que sepa amarnos.
Por lo pronto, pidamos a Dios, que venga a nosotros su reino.
Porque solo Dios, es el único gobernante perfecto; y cuando lo aceptemos como Rey, encontraremos a un gobierno que nos ame.
Por lo pronto, los demás gobiernos, como son humanos, nunca serán perfectos.
Aún así, el hombre le da la espalda a Dios, para vivir bajo el dominio de los hombres.
Hasta dice el dicho: “El que no conoce a Dios, dondequiera se anda hincando.
Hoy, celebramos a Jesús, como Rey del Universo.
Y dice el Evangelio: “ Pilato le dijo: ¿ Conque tú eres rey? Jesús? Jesús le contestó: Tú lo has dicho. Soy rey. Yo nací y vine al mundo para ser testigo de la verdad”. (Jn.18).
El Señor, gobierna con el poder de la verdad; mientras que el hombre vive atado a la mentira.
Ya lo dice el Papa Benedicto: “Verdad y opinión errónea, verdad y mentira, están continuamente mezcladas en el mundo de manera casi inseparable…Dios es la medida del ser. En este sentido, la verdad es el verdadero Rey, que da a todas las cosas su luz y su grandeza”. (Jesús de Nazaret).
El Señor, no ocupa las armas para trasformar al mundo, Él vence al mundo con la fuerza del amor.
Jesús, tiene poder para cambiar el corazón. Y, cuando los corazones cambian, el mundo se ve distinto.
Cristo, gobierna de una manera distinta, a como lo hace el hombre.
Él, le dijo a Pilato: “Mi reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo, mis servidores habrían luchado para que no cayera yo en manos de los judíos. Pero mi Reino no es de aquí”. ( Jn. 18).
Mientras estemos en este mundo, jamás tendremos a un Rey perfecto.
Por tanto, hay que volver a Dios, para abrazar a un Rey que no oprime, porque vive para amarnos.
Hay que dejar que el Señor sea nuestro Rey. Porque Él, no juzga por lo que aparece.
El juicio de Dios es justo, porque mira lo que hay en el corazón, y antes de condenar, sana las heridas del alma.
Pbro. Lic. Salvador Glez. Vásquez.
Evangelio del día
Lectura del santo Evangelio según san Juan 18, 33b-37
En aquel tiempo, Pilato dijo a Jesús:
«¿Eres tú el rey de los judíos?».
Jesús le contestó:
«¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?».
Pilato replicó:
«¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?».
Jesús le contestó:
«Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí».
Pilato le dijo:
«Entonces, ¿tú eres rey?».
Jesús le contestó:
«Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz».