Armando Limón | 19/11/2024 | 18:49
Nada detesta tanto la sociedad como la aparición de actores políticos emergentes que prometen un cambio a fondo, pero están movidos solo por intereses personales o de una minoría que ha perdido sus privilegios, y repiten las mismas o peores prácticas políticas que dicen combatir.
El rechazo a estos redentores es mayor si vienen acompañados de un aire de superioridad, de un discurso maniqueo (“somos más los buenos”), de derroche de recursos sin límite y de origen oscuro, de excesos y ostentación de propiedades, lujos, fiestas y viajes, relaciones políticas y gubernamentales.
Es como actúan los que de un día para otro amanecen convertidos en empresarios exitosos, sin prudencia ni pudor y hasta caen en el mal gusto, rodeados de una corte dedicada a la adulación y a la mentira sistemática.
De un discurso populista que se materializa en la entrega de dádivas y expresiones artificiales de respaldo, la difusión de noticias falsas en contra de sus adversarios a través de una red de medios digitales en su mayoría anónimos, del uso de plumas para construir una imagen positiva de quien les paga y denostar a los que consideran un obstáculo para conseguir sus objetivos, que no son otros más que el poder económico y político, no les interesa beneficiar a las mayorías en desventaja, éstas solo sirven para su retórica populista.
Se dice que la historia pone a cada quien en su lugar, su juicio es implacable y es casi imposible de modificarlo, para nuestro caso en cuestión queda a la perfección la frase bíblica de que “Más vale tener poco con justicia que ganar mucho con injusticia” (Proverbios 16:8), la sentencia es clara, un principio ético que al no cumplirse tarde que temprano se pagará con un alto costo.
Sobran las evidencias de que un personaje que desde hace meses se ha dedicado a promoverse como ejemplo de rectitud y de empresario triunfador, signo de los nuevos tiempos y capaz de gobernar, pero que ha sido arropado por un partido poderoso que le facilita hacer negocios millonarios con el gobierno federal sin el rigor del marco legal.
Hizo todo lo posible para atraer la atención pública sobre su persona y al parecer lo ha logrado, y no va a demorar mucho para que cualquier día sea expuesto su modus operandi empresarial y político, se revelen transacciones bajo sospecha, ganancias fuera de toda lógica, tráfico de influencias, empresas fachadas, facturación a destajo, inversiones en muchos ramos de la economía, uso de familiares y prestanombres, triangulaciones bancarias y una cercanía con funcionarios de alto nivel.