Pbro. Lic. Salvador González Vásquez | 17/11/2024 | 03:05
Todos sabemos, que el final ha de llegar, pero no sabemos cuándo.
Ya que algún día, todo esto que vemos, tendrá que terminar; porque todo tiene un final.
Muchos desean saber, cuando acabará la vida; aunque otros, prefieren no saberlo.
Hoy nos preguntamos: ¿Por qué ignoramos, cuándo acabará este mundo?
Ya lo dice el Evangelio: “Nadie conoce el día ni la hora. Ni los ángeles del cielo ni el Hijo; solamente el Padre”.(Mc.13).
Pero el hombre quiere saberlo todo, aunque no necesita saber tanto.
De igual manera, no es necesario conocer la fecha del final.
Lo que importa, es saber vivir en medio de este mundo que pasa.
Y, cuando el Señor habla del final, no es con la intención de atemorizarnos; tan solo es, para no olvidar que vamos de pasada por el mundo.
Heidegger, definió al hombre, como un ser para la muerte.
Y el decía, que de la conciencia que tengamos del fin, de ahí dependerá la autenticidad de nuestra vida.
Por eso, es importante vivir la existencia, considerando que la vida se termina.
Pero, si vivimos poniendo la fe en Dios, tendremos la esperanza en una vida eterna.
Hoy, dice el Evangelio: “…la luz del sol se apagará, no brillará la luna, caerán del cielo las estrellas y el universo entero se conmoverá. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad”. ( Mc.13).
Todo pasa, solo Dios queda. Y Él, es quien viene a reinar en el mundo.
Si estamos con Dios, no hay que temer al final; porque mientras que el mundo acaba, Jesús llega sobre las nubes, para recuperar la vida.
Pbro. Lic. Salvador Glez. Vásquez.
Evangelio del día
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 13, 24-32
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«En aquellos días, después de la gran angustia, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán.
Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y gloria; enviará a los ángeles y reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.
Aprended de esta parábola de la higuera: cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros que esto sucede, sabed que él está cerca, a la puerta. En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. En cuanto al día y la hora, nadie lo conoce, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, solo el Padre».