El Partido Republicano arrebató anoche el control del Senado con dos triunfos claves: el político Jim Justice en West Virginia y el empresario Bernie Moreno en Ohio.
Hasta anoche, se proyectaba que los republicanos tendrían por lo menos 51 de 100 escaños en el Senado.
Con ello se garantizaría su influencia en decisiones clave para el funcionamiento del Gobierno, incluyendo la ratificación del Gabinete federal y de los nominados a la Suprema Corte de Justicia.
Los republicanos aventajaban también en la Cámara de Representantes.
Los republicanos arrebataron tres bancas a los demócratas en Carolina del Norte, donde habían redibujado las líneas de los distritos para aumentar su ventaja, mientras que los demócratas se hicieron con el control de un asiento republicano en Alabama que había sido redibujado para cumplir la orden del Tribunal Supremo de crear un distrito de mayoría negra.
Los republicanos tenían la posibilidad de ampliar aún más su mayoría en el Senado con el escaño de Montana, donde el demócrata Jon Tester entró a una dura batalla por la reelección.
Pero es poco probable que alcancen la mayoría de 60 votos necesaria para sacar adelante la mayoría de las leyes de la Cámara Alta de 100 escaños.
El senador republicano Ted Cruz de Texas derrotó al demócrata Colin Allred, con lo que ganó su reelección.
En Nebraska, la senadora republicana Deb Fischer venció un desafío sorprendentemente fuerte por parte de un candidato independiente, Dan Osborn, lo que dio otro escaño a los republicanos.
Las reñidas elecciones en los estados de Nueva York y California, de tradición demócrata, podrían determinar el control de la Cámara de Representantes, aunque es posible que el resultado final no se conozca hasta dentro de varios días, ya que California suele tardar varios días en contar sus votos.
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