Ronald Reagan estuvo a punto de protagonizar 'Casablanca' pero, en buena hora para la historia del cine y del mito, el protagonista fue Humphrey Bogart, mientras que Gary Cooper rechazó el papel de Ringo Kid en 'La diligencia' ('Stagecoach'), que cayó en el mito del wéstern, John Wayne.
Son dos de los 150 grandes descartes cinematográficos que recoge el crítico Juan Ramón Biedma en su libro 'Contrarreparto', que acaba de llegar a las librerías.
"Son una posibilidad de lo que pudo ser y no fue; las películas, al cambiar a los actores, son 'otras' películas, porque no es sólo el personaje el que se ve afectado sino toda la película la que cambia", señala a EFE el escritor, para quien "de lo más fascinante del mundo del cine, es la elección de los actores".
En 'Contrarreparto', Biedma ha incluido 150 películas que corresponden a otros tantos descartes de actores, sustituciones de última hora o intentos frustrados de los directores que aspiraban a unos actores y tuvieron que conformarse con otros, como fue el caso de '¿Qué he hecho yo para merecer esto?', en la que Pedro Almodóvar rodó con Verónica Forqué un papel que ideó inicialmente para Carmen Sevilla.
Las causas que provocan estos descartes son múltiples, según Biedma, que menciona la censura, la falta de caché, la acumulación de ofertas en el caso de los actores consagrados o el azar.
Humphrey Bogart, Gary Cooper y Clark Gable
El caso de Bogart en 'Casablanca' sustituyendo a Ronald Reagan, por el que la productora apostó en primer lugar, es de los más emblemáticos porque a ese papel, recuerda Biedma, también renunció Clark Gable, quien se hallaba en la cima de su carrera y ni siquiera se paró a pensar en un papel que le pareció tan poca cosa.
Bogart, en este caso, se sobrepuso incluso a las resistencias de los guionistas, quienes se opusieron a que encarnara el papel del protagonista de 'Casablanca' (1942) aduciendo que nadie "se iba a enamorar de un borracho como ése".
Unos descartes que influyeron en las carreras de los actores, tanto de los suplentes como de los que son sustituidos, como fue el caso de Gary Cooper, que rechazó 'Gone with the Wind' (1939) pensando que sería un fracaso y que, sin embargo, fue la producción que encumbró a Clark Gable.
Cooper demostró poco olfato porque tampoco aceptó protagonizar 'Stagecoach' (1939), de John Ford, uno de los títulos emblemáticos del wéstern, que acabó en las manos del rey del género, John Wayne.
Las razones de Cooper para no participar en 'Stagecoach' fue un sueldo reducido y, tal vez, como apunta Biedma, porque consideraba wéstern un género menor. Sin embargo, ya en el declive de su carrera, aceptó protagonizar 'High Noon' (1952), un papel que habían rechazado previamente varios actores y que fue un éxito y le proporcionó un Óscar.
El destino de Newman y Redford
Otro caso curioso es el de la colaboración de Paul Newman y Robert Redford en dos títulos: 'Butch Cassidy and the Sundance Kid' (1969) y 'The Sting' (1973).
En la primera película inicialmente no se contaba con Redford y en la segunda fue el propio Redford el que renunció a parte de su caché con tal de trabajar con Newman, todo lo cual mientras los dos actores sellaron una amistad que les hizo buscar, aunque inútilmente, un tercer proyecto que protagonizar juntos.
También están los casos en los que la clave está en el puro azar, como ocurrió con 'The French Connection' (1971).
Su director, William Friedkin, quería a Francisco Rabal para el papel de malvado porque le había encantado su trabajo en 'Belle de Jour' (1967). Pero su jefe de 'casting' se equivocó y contactó con Fernando Rey, lo que unido a que Rabal no hablaba inglés, acabó haciendo de Rey "uno de los malos más elegantes del cine".