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Las Ofrendas

Ana Paola Dávila | 03/11/2024 | 14:29

La comida en los altares de Día de Muertos es uno de los elementos más significativos y emotivos de esta tradición mexicana, pues a través de los alimentos los vivos ofrecen un homenaje lleno de amor a sus seres queridos fallecidos.
 
El uso de la comida en las ofrendas tiene raíces profundas en las culturas prehispánicas, donde los pueblos mesoamericanos ofrecían maíz, frijol y cacao a sus dioses y muertos. Estos alimentos eran sagrados, y se creía que acompañaban a los difuntos en su viaje al Mictlán, el inframundo azteca.
 
Con la llegada de los españoles, estas prácticas se mezclaron con las creencias católicas, especialmente las festividades del Día de Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos. De esta manera, la comida en el altar se adaptó a los nuevos ingredientes traídos por los colonizadores, como el trigo y el azúcar, integrando panes dulces y dulces de calavera.
Cada platillo en el altar tiene un simbolismo especial.
 
• Pan de muerto: Este pan dulce es uno de los elementos icónicos de la ofrenda, cuya forma circular y adornos representan el ciclo de la vida y la muerte. Los huesos y la pequeña bola en el centro simbolizan los cráneos, y se cree que su aroma atrae a las almas de los difuntos.
 
• Calaveritas de azúcar: Estas pequeñas calaveras de azúcar o chocolate se decoran con colores brillantes y llevan el nombre del difunto. Representan la muerte de manera amigable y festiva, recordando que no es algo que deba temerse.
 
• Mole y tamales: Estos platillos, además de ser parte de la gastronomía mexicana, tienen un valor ritual en la ofrenda. El mole, por su complejidad y uso de chiles y especias, simboliza la riqueza de la vida y el esfuerzo de la preparación en honor a los difuntos. Los tamales, envueltos en hojas de maíz, representan la unión de los elementos de la tierra.
 
• Atole: Bebida prehispánica de maíz, el atole se incluye en las ofrendas para calentar el alma de los difuntos y darles fuerza para su viaje. En algunas regiones, se prepara con chocolate, creando el champurrado.
En algunos altares modernos, además de los elementos tradicionales, se pueden ver alimentos más contemporáneos como refrescos, cerveza o comida rápida, adaptándose a los gustos de los fallecidos en vida. Esta evolución refleja la adaptabilidad de la tradición y su capacidad para mantenerse viva en la modernidad sin perder su esencia.
 
Aunque cada altar puede variar según la región y la familia, la esencia de ofrecer alimentos sigue siendo la misma: rendir homenaje a los que ya no están y celebrar el recuerdo de sus vidas. Esta tradición es una forma de recordar que la muerte no es un fin, sino un ciclo que continúa en la memoria de quienes aún viven.
 
Les comparto una receta sencilla pero significativa que incluye la flor de cempasúchil, la cual es símbolo de esta festividad:
Té de Cempasúchil
Ingredientes:
• 1 litro de agua
• 8-10 pétalos frescos de cempasúchil (asegúrate de que sean orgánicos y estén bien lavados)
• Miel o azúcar al gusto
Preparación:
1. Hierve el agua y añade los pétalos de cempasúchil.
2. Cocina a fuego bajo por 10 minutos y retira del fuego.
3. Endulza al gusto y disfruta caliente.
El té de cempasúchil no solo es rico, sino que también tiene propiedades medicinales. Su color y aroma recuerdan la esencia misma del Día de Muertos, pues esta flor representa la luz y el camino que las almas deben seguir hacia la ofrenda .