La crisis que arrastra el PAN implosionó con el debate que protagonizaron Jorge Romero y Adriana Dávila.
En un ejercicio de menos de una hora, el diputado federal con licencia y delfín de Marko Cortés y la ex senadora tlaxcalteca riñeron de principio a fin, sacaron sus trapitos sucios y dejaron maltrecho al blanquiazul, en una de las etapas más duras desde su fundación hace 85 años.
En todo caso, a once días de que los panistas concurran a las urnas para elegir al sucesor de Marko Cortés, los dos aspirantes sí pudieron ponerse de acuerdo en algo: postulan proyectos muy distintos.
Dávila no se guardó nada y señaló a Romero de encarnar la figura de su amigo Marko, una de las víctimas colaterales del encendido debate.
"Por más que lo niegues, Jorge, todo mundo sabe que eres lo mismo que Marko Cortés", provocó Adriana. "Así se ha repartido todo durante los últimos seis años y así se ha votado todo durante los últimos seis años. De eso se trata: tenemos proyectos distintos, nuestras diferencias son eso, justamente."
"Yo sé que prácticamente tu columna vertebral es decir que soy un clon de Marko Cortés", se defendió Romero.
"Perteneces al mismo grupo político: votaste todas las decisiones que se tomaron aquí en favor. No hubo una de las decisiones que tú tomaras que no estuvieran en favor", incidió la tlaxcalteca.
Adriana ya había traído a colación el polémico convenio con Marko Cortés negoció notarías con el Gobernador de Coahuila, del que Jorge se desmarcaría.
"Te pregunto, Adriana, ¿en ese documento que viste de Coahuila, está mi firma? ¿Por qué me atribuyes decisiones que yo no tomé. Tú has pertenecido a otros equipos políticos y yo no te atribuyo a ti ninguna decisión que no hayas hecho tú en tu mayoría de edad. ¿Por qué no me concedes que soy otra persona, Adriana?", suplicó.
Jorge llegaría a prometer para Adriana que formaría parte de su equipo al frente de Acción Nacional en caso de que saliera airoso de la interna del 10 de noviembre. Pero Dávila de plano le dijo que, en caso de que ella ganara, mejor retomara su curul en San Lázaro.
"Invítame, Adriana, porque tu respuesta sonó a como si no quisieras", se sinceró el ex jefe delegacional en Benito Juárez. "Así es como creo que tenemos que construir la unidad. Yo quiero pensar en el 11 de noviembre, con una auténtica voluntad de inclusión."
Incisiva, Dávila recordó que había transitado por más de 30 años en el partido sin necesidad de que nadie la invitara. "El problema --repuso-- no es entre si Jorge me invita, porque no es un acuerdo de él y mío. Esa es acostumbre ya generada, la costumbre de una negociación de élites, en donde te invitan a ti para acordar en contra del resto de los militantes.
"Si él quisiera dirigir de veras al PAN --aguijoneó--, no entiendo por qué va entonces en el número uno o dos de la lista nacional. Si querías ser presidente del PAN, entonces por qué decidiste ser diputado."
Romero mostró enseguida una de sus cartas: acusó a una diputada local, integrante de la planilla de Dávila, de haber respaldado la ley Nahle en Veracruz.
"Efectivamente, Nora votó una de esa ley a la que tú te refieres", concedió Adriana, pero luego arremetió para aludir al espinoso asunto del "cártel inmobiliario". "Hay guiños más peligrosos, derivados de los negocios, de los acuerdos... cuando el río suena". Y salió a flote la figura del senador Miguel Ángel Yunes.
Y según Adriana, Jorge le había dicho que el veracruzano estaba siendo perseguido políticamente y "el resultado asomó en el voto 86 de la polémica reforma al Poder Judicial. Lo mismo me dijiste de Marko Cortés: 'no, no le demos la expulsión (a Yunes)".
"¿Me confirmas --insistió Jorge-- que votó esa ley, que posibilitó la Ley Nahle. No me hago cargo de los Yunes, yo no me hago cargo de Marko Cortés, me hago cargo de mis hijos que son menores de edad. Yo quisiera que jamás tuvieras que vivir el ser oposición cuando traes todo el aparato de Estado en contra. Eso ya lo viví: yi ya fui perseguido, ya fui espiado y no hay ni una sola imputación que pudo hacer la 4T."
En el cierre, Adriana Dávila advirtió que había dos proyectos distintos: "uno que niega las cosas que están pasando y que pretende hacerle creer a todo mundo que las cosas están bien, que mejor sigamos así, que nos callemos todos."
"Yo soy el primero, Adriana, en creer que el partido necesita una renovación profunda, lo sé y sé que implica mucho más que una reforma estatutaria, pero la vía no puede la descalificación permanente", remató.