Hay monumentos urbanos, no a la grandeza, sino a los errores del pasado. El complejo habitacional "Vele di Scampia" en Nápoles, Italia, se destaca como un recordatorio brutal de lo que ocurre cuando la planeación ignora las necesidades humanas y la realidad social.
Construido entre 1960 y 1970, debía ser un modelo de vivienda pública moderna para las clases trabajadoras. Sin embargo, décadas después, las Vele se han convertido en un símbolo de criminalidad, pobreza y deterioro social. Es una historia de cómo un proyecto urbano, con la promesa de progreso, puede convertirse en catalizador de violencia y desigualdad.
Las "Vele", que significa "velas" en italiano por su forma que recuerda las velas de un barco, fueron diseñadas por el arquitecto Francesco Di Salvo como una visión de convivencia y comunidad. La idea era que estas estructuras, albergando a miles de personas en edificios monumentales, facilitaran una vida en común y un sentido de pertenencia. El proyecto se centraba en largas pasarelas y espacios comunes que debían fomentar la interacción social; sin embargo estas áreas, los jardines, las escuelas y los patios de recreo nunca se construyeron y la movilidad mediante transporte público nunca se desarrolló. Scampia se convirtió en un símbolo de la decadencia urbana.
La situación empeoró cuando muchas familias que se quedaron sin hogar después de un terremoto en la región en 1980 se mudaron ilegalmente a las Vele.
Los espacios que se diseñaron para la convivencia se transformaron en corredores de la criminalidad. La falta de oportunidades económicas en el área y el abandono por parte del gobierno crearon el escenario perfecto para que el crimen organizado encontrara un territorio fértil para crecer.
La Camorra, la mafia napolitana, aprovechó la estructura y el diseño de los edificios para sus actividades. Pasillos estrechos, falta de luz y una gran cantidad de rincones ocultos se convirtieron en escondites ideales para el tráfico de drogas y el contrabando. La violencia y la inseguridad se volvieron parte de la vida cotidiana, y el miedo dominó cada rincón del complejo. Las Vele dejaron de ser hogares y se transformaron en una trampa sin salida para muchos de sus habitantes.
Vele di Scampia es hoy un recordatorio de lo que ocurre cuando la planificación urbana se diseña sin entender las complejidades sociales y económicas de sus futuros habitantes. Este proyecto ilustra cómo una mala planificación no solo afecta la estética o la comodidad de una ciudad, sino que tiene consecuencias profundas para la calidad de vida y la seguridad de la comunidad.
Además, nos muestra la importancia de los servicios públicos y del mantenimiento en los complejos de vivienda social. Un proyecto habitacional no es solo un conjunto de edificios; es un sistema vivo que requiere recursos, gestión adecuada y, sobre todo, una consideración seria de las realidades sociales en las que se inserta.