Ana Paola Dávila | Plano Informativo | 27/10/2024 | 15:17
Lavar el pollo antes de cocinarlo es una práctica común en muchos hogares, pero esta costumbre puede ser más perjudicial que beneficiosa.
A pesar de la creencia generalizada de que el lavado elimina las bacterias y la suciedad, en realidad, esta acción puede propagar gérmenes peligrosos.
Uno de los principales argumentos en contra del lavado del pollo es el riesgo de contaminación cruzada. Al lavar el pollo, el agua puede salpicar y dispersar bacterias presentes en la superficie del ave a las superficies de la cocina, utensilios, y otros alimentos, lo que aumenta el riesgo de infecciones alimentarias.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, el lavado de carnes y aves puede propagar bacterias, en lugar de eliminarlas.
Un estudio publicado en el Journal of Food Protection reveló que el lavado del pollo puede provocar la dispersión de patógenos como Salmonella y Campylobacter en un área de casi 1 metro alrededor del fregadero. Esto resalta el hecho de que, en lugar de limpiar, lavar el pollo puede contaminar otros alimentos y superficies, lo que puede resultar en enfermedades gastrointestinales.
Un estudio realizado por la Universidad de Nebraska-Lincoln encontró que el lavado del pollo es innecesario. Los investigadores señalaron que, al cocinar el pollo a la temperatura adecuada, las bacterias se eliminan de manera efectiva, lo que convierte el lavado en un paso superfluo. Cocinar el pollo a una temperatura interna de 165°F (74°C) es la manera más efectiva de garantizar su seguridad.
La OMS estima que aproximadamente 600 millones de personas se enferman anualmente por consumir alimentos contaminados, y los pollos son una fuente importante de patógenos.
Reducir el riesgo de contaminación cruzada al evitar el lavado del pollo podría ser una estrategia clave para disminuir la incidencia de estas enfermedades.
Si bien no se debe lavar el pollo, existen varias prácticas que pueden ayudar a garantizar una manipulación segura:
1. Almacenamiento adecuado: Mantener el pollo en el refrigerador a temperaturas inferiores a 40°F (4°C) y consumirlo antes de su fecha de caducidad.
2. Cocción correcta: Cocinar el pollo hasta alcanzar una temperatura interna de 165°F (74°C) para eliminar bacterias.
3. Higiene de la cocina: Lavar bien las manos, utensilios y superficies que hayan estado en contacto con el pollo crudo.
4. Separar los alimentos: Utilizar tablas de cortar y utensilios diferentes para el pollo y otros alimentos, evitando así la contaminación cruzada.
Lavar el pollo es un mito culinario. La evidencia científica demuestra que esta práctica no solo es innecesaria, sino que también puede aumentar el riesgo de enfermedades.
La educación sobre la seguridad alimentaria puede ser clave para reducir las infecciones y garantizar que disfrutemos de nuestras comidas de manera segura.
Aquí te dejo una de mis recetas favoritas con pollo. Recuerda seguir los consejos de los expertos para un consumo seguro.
Chicken Piccata
Ingredientes:
- 2 pechugas de pollo
- 3 cucharadas de mantequilla
- 3 cucharadas de aceite de oliva
- Harina
- Sal y pimienta al gusto
- 1 limón amarillo en rodajas
- 1 cucharada de jugo de limón
- 3 cucharadas de alcaparras
- 2 dientes de ajo machacados
- 1/2 taza de vino blanco seco
Procedimiento:
1. Sazona las pechugas con sal y pimienta, y cúbrelas con harina.
2. Calienta una sartén y añade la mantequilla y el aceite. Deja que la mantequilla se derrita.
3. Asa las pechugas durante aproximadamente 3-4 minutos por cada lado y retíralas.
4. En la misma sartén, añade el ajo y las rodajas de limón, y cocina durante tres minutos.
5. Vierte el vino, mezcla y agrega las alcaparras, el jugo de limón y otra cucharada de
mantequilla. Deja que la salsa se reduzca.
6. Regresa las pechugas a la sartén, cúbrelas con la salsa y sirve inmediatamente
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