El Príncipe Enrique recibió una herencia de aproximadamente 8,5 millones de dólares de su bisabuela, la Reina Madre, sin que se le apliquen deducciones fiscales.
Expertos en inversiones confirmaron que el Duque de Sussex no tendrá que pagar impuesto a la herencia gracias a la forma en que se planificó el patrimonio.
La firma de inversión Stocklytics informó que la familia real pudo evitar las normas fiscales normales debido a la longevidad de la Reina Madre y a la manera en que se gestionó su patrimonio.
El impuesto a la herencia en el Reino Unido solo se aplica a fideicomisos establecidos dentro de un período de siete años tras la muerte del titular, y dado que la Reina Madre falleció en 2002, el fideicomiso no está sujeto a este impuesto.
"Según la normativa vigente, el impuesto de sucesiones sólo se aplica a un fideicomiso si se ha constituido en un plazo de siete años tras el fallecimiento de la persona. Sin embargo, desde que la Reina Madre falleció en 2002, este fideicomiso ya no estaría sujeto al impuesto de sucesiones.
"Si la Reina Madre hubiera muerto dentro de los 7 años en los que un fideicomiso está sujeto al impuesto sobre sucesiones, la Hacienda del Reino Unido podría haber recibido una deuda de hasta 9 millones de dólares", dijeron los expertos al medio internacional The Mirror.
Aunque Enrique recibirá una parte menor que su hermano mayor, el Príncipe Guillermo, debido a la gestión financiera de la familia real, el legado sigue siendo considerable. Se estima que Guillermo herede las riquezas del Duque de Cornualles, que financia sus iniciativas públicas y personales, mientras que Enrique se beneficiará de más de la mitad de los 14 millones de dólares destinados a ambos hermanos.
"La familia real probablemente habría tenido un plan financiero detallado y de largo plazo para garantizar que no solo la riqueza se transfiere de generación en generación, sino que también se completará de manera fiscalmente eficiente", agregaron los expertos.
En el pasado, la difunta Reina Isabel II evitó pagar impuestos sobre la herencia de los bienes de su madre, que estaban valorados entre 50 y 70 millones de dólares, debido a un acuerdo con el gobierno británico.
Con esta reciente herencia, el Príncipe Enrique se posiciona para beneficiarse de un considerable aumento en su riqueza, mientras la atención pública se centra en cómo la familia real maneja sus finanzas y las implicaciones fiscales de su patrimonio.
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