La mitad de la población de La Habana recuperó el servicio eléctrico, informó la compañía energética de la capital cubana, cuatro días después del colapso del sistema nacional que provocó un apagón casi total en la isla.
"En este momento se encuentran 172 circuitos con servicio, lo que representa 317 MW (megavatios), alrededor del 50% de los clientes ya están con servicio", dijo la empresa de electricidad de La Habana, en un reporte publicado por el portal de noticias estatal Cubadebate.
Cuba, declarada por el gobierno en "emergencia energética", sufrió el viernes la desconexión total de su sistema eléctrico, tras la caída de la planta termoeléctrica Antonio Guiteras, la más importante del país.
Reconocen situación "compleja"
El ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, prometió el domingo en una conferencia restablecer el servicio el lunes por la noche para la gran mayoría de la población de la isla.
El presidente Miguel Díaz-Canel reconoció por su parte que la situación del sistema de electricidad continua siendo "compleja". El apagón provocó cacerolazos y protestas en algunos barrios de la capital durante el fin de semana.
En pleno colapso energético, el huracán Oscar tocó tierra el domingo a la tarde con categoría 1 en la provincia cubana de Guantánamo, cerca de la ciudad de Baracoa, para luego degradarse a tormenta tropical, según el Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos.
POBLACIÓN COLAPSA
En La Habana Vieja, una fila de personas bajo la lluvia se convierte en un concurso de gritos y jalones. El trabajador de una tienda estatal en dólares trata de calmarlos. Todos quieren lo mismo: la comida descongelada que, tras cuatro días de apagón, se remata en pesos cubanos.
La capital isleña poco a poco vuelve a la normalidad que existía antes del apagón nacional del viernes por la mañana, esto es, a seis horas diarias de cortes eléctricos, tras los esfuerzos de los últimos días por reactivar el sistema eléctrico nacional. Sin embargo, en sitios como La Habana Vieja, la tensión y la irritación aún se pueden palpar.
Varias cuadras más abajo del barullo, Patricia, de 52 años, encarna la realidad del cubano promedio: en su casa no hay ni luz ni agua (las bombas precisan corriente) ni gas.
"La población ya no puede más, la verdad", cuenta a EFE con un tono que mezcla la resignación, el cansancio y el hartazgo.
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