Martes 22 de Octubre de 2024 | San Luis Potosí, S.L.P.
local

HOMILÍA: Los honores no nos dan la gloria

Pbro. Lic. Salvador González Vásquez | 20/10/2024 | 03:10

Nuestra vida, se encuentra en una disyuntiva. Porque siempre tenemos que decidir: entre lo uno, o lo otro.
 
Por eso, necesitamos  preguntar: si preferimos un puesto de honor, o las alegrías del cielo. 
 
Bien sabemos, que para ganarse el cielo, hay que vivir sirviendo.
 
Hay hombres, que  a pesar de los honores y  del reconocimiento, no han podido ser felices.
 
Mientras que miles, sin ser reconocidos, lucharon por la felicidad en esta vida, y obtuvieron la vida eterna.
 
El Señor, no vino al mundo, para ocupar un puesto, ni repartir privilegios.
 
Porque la dicha, no depende del prestigio, ni de un  reconocimiento. 
 
Hay personas, que a pesar del prestigio, no viven dichosas.
 
Por eso, el Señor se  dedicó a servir para poder salvarnos.
 
Y, para que pudiéramos comprender,  que la gloria, solo puede  ganarse, cuando se vive  sirviendo.
 
Aunque, la pretensión de los honores, también tentó a los mismos discípulos del Señor.
 
Ellos, discutían acerca de quién ocuparía el mejor puesto.
 
Hasta hubo quienes, se atrevieron a pedir al Señor, que los colocara en el mejor lugar.
 
Cómo si la paz, dependiera de una posición.
 
Dice el evangelista Marcos: “Maestro, queremos que nos concedas lo que vamos a pedirte. Él les dijo: ¿Qué es lo que desean?. Le respondieron: Concede que nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria. Jesús les replicó: No saben lo que piden”. (Mc.10).
 
Él hombre pide, lo que ignora; porque no sabe lo que  necesita.
 
Y se nos  pasa la vida, añorando un puesto, sin dedicarnos a servir, para obtener la gloria.
 
El hombre pide, lo que no le está asignado; y todo,  porque no sabe  lo que esta pidiendo.
 
El reconocimiento, solo aplica en los criterios de este mundo.
 
Por eso, no perdamos de vista, lo que tenemos que pedir; sin desgastar la vida, con la pretensión de honores.
 
La gloria, es un don que viene de lo alto. Y no se obtiene por pretensión, más bien, se gana con  servicio.
 
Así lo dijo el Señor: “…el que quiera ser grande entre ustedes, que sea su servidor…”. (Mc.10).
 
Pbro. Lic. Salvador Glez. Vásquez.
 
 
 
 
Evangelio del día
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 10, 35-45
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:
 
«Maestro, queremos que nos hagas lo que te vamos a pedir».
 
Les preguntó:
«¿Qué queréis que haga por vosotros?».
 
Contestaron:
«Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda».
 
Jesús replicó:
«No sabéis lo que pedís, ¿podéis beber el cáliz que yo he de beber, o bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?».
 
Contestaron:
«Podemos».
 
Jesús les dijo:
«El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y seréis bautizados con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, sino que es para quienes está reservado».
 
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, llamándolos, les dijo:
«Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos».