Cuando hemos perdido la capacidad de abrir el corazón hacia lo bueno, lo bello y lo verdadero, nuestra Alma habitando este cuerpo, parece comenzar a deshidratarse. La desconexión a la Fuente luminosa de amor de la que venimos atrofia nuestra mente y es cuando comenzamos a poner en la escena de la corporalidad, síntomas molestos y dolorosos.
Se marchitan las ganas de probar experiencias nuevas y nutritivas, la sonrisa se nos va, dejando una apatía y una falta de motivación peligrosas. En el cuerpo, en ocasiones, lo sentimos en forma de una falta de apertura en el pecho, una dificultad para respirar a todo pulmón, una especie de angustia constante y en la mente, con pensamientos pesimistas. Si esto sigue podemos acostumbrarnos a verbalizar quejas y obscuridad. Nuestro corazón se ha cerrado. ¡Que peligro! Y entonces estamos en relaciones a medias, en las que no conectamos con el otro a nivel emocional profundamente. Es posible que lo que aparentemente nos une a nuestra pareja, amigos, familia o demás Seres con quien convivimos sea algo sumamente superficial. ¿Cómo va a transitar el amor por las venas de un vínculo de arterias tapadas? ¿Cuándo decidiste que estabas tan decepcionado(a) que era mejor esconderte detrás de un muro energético? ¿Cuándo comenzaste a cerrarte a los halagos sinceros, a los regalos amorosos de otros, a las palabras tiernas y a la ayuda tierna y compasiva? Es muy posible que, si nuestras necesidades biológicas, emocionales, intelectuales, creativas o sexuales no fueron adecuadamente satisfechas por nuestros progenitores o cuidadores en la infancia, hoy a nivel inconsciente pensemos que así tiene que ser, que no existe una fuente abundante de atención, disponibilidad, riqueza, apoyo, mirada, guía, protección y ayuda. Siempre es importante y bueno comprender que nuestros padres nos dieron lo que tenían y como pudieron.
Dejar de esperar a recibir de ellos lo que no tuvieron o no pudieron darnos es el inicio de la más profunda sanación. Así que cuando no pudimos tomar la energía necesaria para colmar nuestras arcas y abrazar con ganas nuestros sueños anhelados desde el Alma, entonces, hoy consideramos la oportunidad de darnos nosotros lo que no nos dieron. Mamá es quien nos transmite la feminidad. Tomar a Mamá en nuestro corazón, aceptándola tal y como es y dejando con ella lo no tan bueno, nos da la llave para recibir. Reflexionar sobre la forma que tiene nuestra Madre de recibir es importante para saber si nosotros tenemos el permiso internamente de abrir las manos a la vida con el absoluto merecimiento. Si hemos sido acompañados en nuestro crecimiento con culpa, dogma o sufrimiento es casi seguro que lo repetimos, por lealtad o por programación. Analizar a nuestra pareja primordial que son la pareja de Papá y Mamá, es importante para ser buenos en el arte de recibir. ¿Papá brindaba energía amorosa a Mamá? ¿Ella lo recibía tranquila y podía relajarse en su presencia? ¿Cómo es la energía femenina en mi familia? ¿Nos creemos merecedores? Y si vamos más allá de la tribu como programadora primigenia, ¿Tú crees que puedes recibir los Milagros del cielo, los regalos del Universo, las bendiciones del Espíritu, si estás cerrado(a) a nivel inconsciente a recibir de lo más próximo?
Para abrir el corazón y los brazos hay que perdonar, lo cual significa devolver a las personas que nos dieron totalmente algo inesperado o violento cuando esperábamos un abrazo o acompañamiento adulto. Significa ya no cargar con eso y comprender que las personas en caída de conciencia eso es lo único que pueden dar: Dolor. Sin embargo, recuperarse de las heridas de humillación, rechazo, abandono, traición o injusticia nos trae regalos de Sabiduría que como ventanales dejan que el corazón respire con un nuevo aire lleno de música que jamás habíamos conocido. Piensa en cinco formas en que Mamá o una figura materna te dio amor. Cuando lo hagas respira muy profundamente. ¿Viste cómo se siente un alivio en el pecho? La gran Madre, un arquetipo de elevación femenina es la Gaia, nuestro planeta, la Madre naturaleza. Ella, nos da todo lo que existe sobre su corteza. Nos presta incluso un cuerpo para existir aquí. Es abundante. Sabrás que has sanado tu recepción a la Vida cuando conectes tu corazón al suyo, respetes con Sabiduría a sus habitantes, el mundo mineral, vegetal y el resto de los animales no humanos. Cuando agradezcas con alegría su belleza y bondad, entonces comenzarán los milagros en tu vida. Hoy abre los brazos a la vida y deja que Ella, la Madre te abrace con su sol, te acaricie con su viento, te nutra con su agua y te sostenga con sus cristales.
También pídele que te sane el corazón y te aseguro que lo hará, lo sentirás tan dulcemente que comenzarás a darte a ti mismo(a) el amor, la protección, las bendiciones y la bondad que te mereces. Porque eres su hijo(a) amada(o) Recibe de mi parte una gratitud inmensa por acompañarnos.
Gracias por caminar juntos.
Tu terapeuta.
Claudia Guadalupe Martínez Jasso.