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Daniel Silva, colaborador mexicano del Nobel de Química

Reforma | 17/10/2024 | 18:14

La vida de Daniel Adriano Silva Manzano se cruzó con la de David Baker, ganador del Premio Nobel de Química 2024, dos décadas atrás: tras impartir una conferencia en la Facultad de Medicina de la UNAM, el científico estadounidense decidió conocer los laboratorios de la Máxima Casa de Estudios en lugar de pasear por Ciudad Universitaria.
 
 Silva era el único estudiante en laboratorio al que Baker pidió acceder. Si bien ese día conversaron durante horas, su colaboración no comenzó inmediatamente, sino varios años más tarde, de acuerdo con el egresado de la Lic. en Investigación Biomédica Básica.
 
 "Me quedé fascinado con el trabajo que él estaba haciendo y me hice, básicamente, un objetivo en mi vida que tenía que ir a trabajar con él", relató a UNAM Global TV.
 
 El doctor en Bioquímica por la UNAM primero fue investigador asociado en la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong (HKUST, por sus siglas en inglés). Ahí trabajó en química computacional, pulió sus habilidades en el laboratorio y empezó a publicar escritos, detalló un boletín universitario.
 
 Cuando se sintió listo, Silva contactó a Baker, quien ganó el Nobel por su trabajo en el diseño de proteínas computacionales. Aunque había pasado bastante tiempo desde su última plática, se acordó del mexicano.
 
 Se mostró contento de que quisiera ingresar a su equipo de investigación, pero no fue sencillo lograrlo, pues el graduado de la UNAM debía obtener una beca. Después de conseguirla, fue investigador posdoctoral senior en el Baker Lab del 2013 al 2017.
 
 "Mi papel en el laboratorio de David Baker fue comenzar con el campo de diseñar proteínas que pudieran tener una función terapéutica. Diseñé ahí la primer proteína computacional que ha ido a humanos, que se llama Neo-2/15, y luego me convertí en lo que se llama un traductor de ciencia en tecnología", dijo en entrevista con el medio universitario.
 
Científico y empresario
 Gracias a las potenciales oportunidades comerciales de su investigación, en 2017 se convirtió en investigador del Instituto para el Diseño de Proteínas (IPD, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Washington, del cual forma parte el Baker Lab. Su tiempo ahí resultó en la formación de Neoleukin Therapeutics, que confundó.
 
 En 2021, esa compañía fue la primera en colocar exitosamente una proteína de novo (NL201, que es una forma optimizada de Neo-2/15) en ensayos clínicos en humanos.
 
 Otra empresa derivada del Baker Lab fue cofundada en 2022 por Silva: Monod Bio, dedicada al diseño de proteínas de novo usando inteligencia artificial (IA) para desarrollar herramientas sólo para uso en investigación (ROU, por sus siglas en inglés) y de diagnósticos in vitro (IVD, por sus siglas en inglés). Actualmente, Silva funge como CEO y Baker se desempeña como asesor científico.
 
 "Nuestro foco de atención se ha centrado en crear proteínas como herramientas de investigación y para diagnósticos de la salud de siguiente generación con el fin de que los investigadores puedan utilizarlas para correr sus ensayos científicos", explicó.
 
 Con información de DGCS de la UNAM, IPD y The Nobel Prize
 
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