Dr. Jaime Chata Zarur | 13/10/2024 | 23:56
Fueron 36 millones de votantes a favor de quienes ganaron las elecciones federales, para ser representantes de las personas que viven en este País. Así fue pero, no para hacer uso de su libre albedrío representándonos, sin jamás habernos consultado para tomar desiciones y en qué sentido.
Así, electos, sin jamás consultarnos, se convirtieron en los representantes de sus intereses económicos y políticos muy personales.
Lo que en ocasiones no entendemos bien, es que la vida personal, una vez que se tiene uso de razón, se va conformando entre todos. Solo los infantes y, cada vez menos, están bajo el control de la voluntad de sus mayores.
Darnos cuenta que nadie tiene un sentido propio de existencia, es un gran adelanto y nos da la condición de saber que todos nos debemos a los demás, tomando sentido y reviviendo la consciencia social. Somos la sociedad la que deberíamos autorizar que se habla o, no, en nuestra representación. Nunca ha pasado así.
En la edad adulta, nos damos cuenta que nuestra existencia depende de las demás personas y, por ello, la vida o, lo que por ello conocemos así, se va haciendo entre todos pero no, a complacencia de la individualidad o, cuando menos no debería ser así.
La esclavitud moderna toma sentido cada tres o, seis años y, se vuelve perenne. Nos piden ser elegidos para después olvidar a quienes hay que deberse y, se piensa que los éxitos son personalísimos. Grave error de soberbia.
A querer y no, la vida cambia. No por la ruta que deseamos y queremos; pero si lo hace, y en forma incierta, aveces caprichosa. Lo que se va construyendo entre todos no complace los apetitos ni deseos de personas en lo solitario. Quizás excepto de ellos: quienes se dicen nuestros representantes.
Tratar de entender el deber ser frente a quienes nos debemos, ya es ganancia. Ello sería el primer paso para reconstruir nuestra República, aún en contra de quienes se dicen nuestros representantes.
@jaimechalita
