Oscar Esquivel | 11/10/2024 | 11:24
Hubo un momento en la vida que el mal apostó a quedarse como otro reino dominante, tal vez, un acuerdo con el Dios bueno el creador de todo ¿también del mal? En algún instante se perdió tanto del bien, que el mal apareció como un fantasma callado tomando lo que el buen Señor abandonó o despreció. Comenzamos por Caín el precursor del pecado de matar, no sin ante la desobediencia de Adán y Eva que su único pecado fue querer conocer más allá de la vida impuesta en el paraíso. Según san Agustín el mal no existe, no definiéndolo salvo por la vía negada, que es la ausencia del bien, aquellas que marcan las leyes de la convivencia humana.
Narra José Saramago que un día el mar de Galilea se llenó de bruma, Jesús entro en el, para encontrarse con su padre, con Dios, durante cuarenta días Jesús permaneció ahí, no hubo pesca, ni comida, los hombres esperaban con ansia el regreso, pero el hijo del hombre recibía las instrucciones que debería seguir en su andar. En ese encuentro de pronto apareció el diablo, invitado por Dios, donde ambos establecerían las diferencias que enseñaría el Nazareno a la gente en sus próximos años, y él, Jesús, establecería siempre con sus enseñanzas el seguir la practica del bien, por su gente y la humanidad.
En nuestros tiempos, el mal se ha banalizado, concepto de la filósofa alemana Hannah Arendt de ascendencia judía, en su aportación describe como se desmimetiza que el hombre es malvado por naturaleza. “La Banalidad del mal” describe,el cómo, “el poder público trivializa el exterminio de seres humanos, cuando se realiza como un procedimiento burocrático ejecutado por funcionarios incapaces en pensar sus consecuencias éticas y morales de sus propios actos”
Trivializar la muerte de otro, tan solo por principios ideológicos, religiosos, pactos de sangre. En el juicio de Adolf Eichman, responsable directo por órdenes de Hitler de toda política de extermino judío en la segunda guerra mundial, creador de los campos de concentración, su funcionamiento y metas a alcanzar, se fuga en el anonimato a Argentina, para evitar ser juzgado por crímenes de lesa humanidad, fue hasta 1961 que Eichman fue localizado por la policía secreta Israelita, el Mosad, quien lo secuestró violando los acuerdos internacionales (suena al Mayo Zambada) juzgado en Jerusalén; dos años después murió en la horca pagando por sus crímenes, fue ahí donde Hannah Arendt realiza una crónica del juicio observando el nulo arrepentimiento del nazi, que en resumen su argumento “ nunca fue fanático, solo obedecía ordenes, y en completa obediencia obedecía a Adolfo Hitler”.
Por amor y lealtad, murieron 6 millones de judíos en los campos de concentración sin mostrar el más mínimo arrepentimiento. El mal se apodero de su consciencia, o era malvado o simplemente un soldado a las órdenes de un loco.
Hoy, a decenas de años de aquellos acontecimientos, vuelve a surgir un hecho contrario, de aquellos judíos perseguidos, sus hijos y nietos, que ostentan el poder en Israel, con mayor virulencia, venganza y con pensamiento radical, en sus mentes solo existe “exterminio genocida para el pueblo Palestino y ahora libanes”.
Si Israel es atacado por las resistencias de Hezbolá y Hamas, no es por una venganza radical árabes contra judíos, es porque Israel se ha apoderado del 90% del territorio palestino, son corridos literalmente de sus hogares miles deciudadanos árabes palestinos de sus casas, para regalárselos a ciudadanos judíos, hoy ante la banalidad de Benjamín Netanyahu, la muda complicidad de sus aliados norteamericanos, han exterminado en Gaza a 41670 ciudadanos, 17000 niños, 20 600 mujeres, y al momento el mismo cínico de Netanyahu no puede demostrar a cuantos milicianos “terroristas” ha dado muerte.
En aras de atender los reclamos de su pueblo judío, la muerte de inocentes no los concibe como un acto de terror, ni una sobre rección al ataque, es simplemente su deber, un banal con poder.
Ilógico que la muerte de millones en el pasado sea el estandarte burocrático para vengarlos con la aniquilación de niños y mujeres inocentes.
Banalidad a la mexicana
Miles, cientosde mexicanos han muerto, 670 mil desde el presidente Salinas a la fecha por homicidios dolosos, asesinados a manos criminales diariamente en un promedio de 94 en el país, 23.3 por cada 100 mil habitantes en el 2023, hasta el mes de julio del presente año, han muerto a manos criminales 15110 personas. En esta danza de números y ante una banalidad burocrática, con discursos triviales, poco convincentes de los tres órganos de gobierno, no se sabe cuántos son los criminales que “se matan entre ellos” o quienes son inocentes.
Losdesaparecidos,con un banco de ADN lejos de estar altura de las circunstancias que no les hace justicia, encontramos que, en las morgues mexicanas, al mesde marzo 2024, hay 72,123 cuerpos sin identificar, algunos enterrados en fosas comunes, que según las autoridades se resguarda su ADN, pero nadie reclama. Lo cierto que desde 1950, hay en el país 116,386 personas desaparecidas, no localizadas al30 de agosto, lo lamentable es que 998 personas desaparecen al mes en el país, 9980 en lo que va del año.
Nos negamos a ser un país de muertos y desaparecidos, vivimos una realidad, estamos en guerra contra un enemigo impuesto desde el norte, más allá de la frontera, la demanda de drogas es cada vez mayor.El crimen organizado tiene miles de caras que con el tiempo fueron migrando a realizar delitos ajenos a las drogas, extorción, trabajo forzado, desaparición de personas con fines criminales, todo esto en una banalidad maldita, desde que permitimos tener mexicanos convertidos en presidentes desde hace 40 años y hoy pagamos las consecuencias.
No se culpa al pasado del todo, pero casualmente todo mal tiene un origen. ¿Dónde comenzó todo
Por un México en paz.
Nos saludamos pronto.
OSCAR ESQUIVEL