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El príncipe Guillermo, más cerca de convertirse en el gran duque de Luxemburgo

EFE | 08/10/2024 | 10:27

El príncipe Guillermo de Luxemburgo está más cerca de ser gran duque de su país tras haber asumido, con 42 años, el cargo de lugarteniente-representante, que ya le otorga ciertos poderes pero todavía no el estatus de jefe del Estado.

Este título queda de momento en manos de su padre, el gran duque Enrique, hasta que decida abdicar de forma definitiva, pero la cesión de poderes a su hijo, que podría ostentar el cargo de lugarteniente-representante durante meses o años, ya pone en marcha el proceso de renuncia y activa la cuenta atrás para la retirada total del soberano, de 69 años.

El nuevo rol de Guillermo le dará un período para prepararse y ganar visibilidad, todavía de la mano de su padre, antes de asumir con plenitud la jefatura del Estado, mediante un sistema sucesorio previsto en la Constitución de Luxemburgo, que puede verse como una suerte de abdicación en diferido, y que se activa por tercera vez consecutiva en el país.

Tanto el gran duque Juan, en el 1964, como Enrique, en el 2000, accedieron al trono tras haber sido lugartenientes-representantes por designación de sus predecesores, y ahora le llega el turno a Guillermo (Ciudad de Luxemburgo, 1981), el primogénito de los cuatro hijos que tuvieron los grandes duques Enrique y María Teresa.

Graduado en Ciencias Políticas e hispanohablante educado en Luxemburgo durante la primaria y la secundaria, luego estudió el bachillerato francés en Suiza y posteriormente realizó en Reino Unido su formación militar, en la prestigiosa academia de Sandhurst.

En la universidad, cursó estudios sobre relaciones internacionales en varias facultades del Reino Unido y más tarde se trasladó a Francia, donde se graduó en Ciencias Políticas antes de trabajar como becario en el Deutsche Bank y en la farmacéutica Union Chimique Belge.

Guillermo pertenece a la dinastía de los Nassau y los Borbón-Parma por parte de padre, pero tiene mezcla plebeya por el lado de la madre, nacida en Cuba y de raíces españolas, procedente de una adinerada familia dedicada a la explotación del azúcar en la isla, y que tuvo que exiliarse del país tras la Revolución de 1959.

Por esta razón, el príncipe habla español fluido, además de inglés, alemán, francés y luxemburgués.

Casado con Estefanía de Lannoy, una noble belga

A la hora de buscar pareja, Guillermo no siguió los pasos de su padre Enrique con María Teresa y, al casarse en 2012 con la condesa belga Estefanía de Lannoy, se convirtió en uno de los pocos miembros de la última quinta de herederos reales europeos que contrajo matrimonio con otra persona de 'sangre azul', es decir, perteneciente a la aristocracia.

No siguieron este criterio, por ejemplo, ni el entonces príncipe Felipe de España, casado desde 2004 con la periodista Letizia Ortiz, ni Guillermo de Inglaterra, que en 2011 se casó con la también plebeya Catalina Middleton, ni Guillermo Alejandro de los Países Bajos, unido desde 2002 con la economista argentina Máxima Zorreguieta, entre otros.

Guillermo de Luxemburgo fue también el último heredero en casarse de esta hornada de príncipes, hasta que contrajo matrimonio con Estefanía de Lannoy: ambos se conocían desde hacía años, pero se reencontraron en 2009 y se enamoraron entonces, según relató la futura gran duquesa a la prensa luxemburguesa poco antes de su boda.

Estefanía pertenece a una de las familias aristocráticas más antiguas de Bélgica, es licenciada en Filología Germánica por la Universidad de Lovaina y habla con fluidez francés y alemán, dos idiomas oficiales del Gran Ducado junto con el luxemburgués, además de desenvolverse en inglés y ruso.

Guillermo y Estefanía tienen dos hijos muy pequeños: el primogénito es Carlos, que nació en 2020 y está llamado a ser gran duque, mientras que el segundo es Francisco, nació en mayo de 2023.

Amante de la música y el canto

Como curiosidades, la Casa Real luxemburguesa informa que el príncipe Guillermo tiene una gran afición por la música. Toca el piano y la guitarra, de niño fue miembro de una coral en Luxemburgo y, durante su adolescencia en Suiza, fue cantante de la banda de rock del instituto.

El príncipe es un gran amante del teatro y la novela histórica, y también le gusta practicar deportes como el tenis, el esquí y la natación.