Miguel Ángel Guerrero | 04/10/2024 | 11:47
Ya con Claudia Sheinbaum despachando como presidenta, no son pocos los potosinos que se preguntan si el gobernador Ricardo Gallardo Cardona encontrará la manera de afirmar la cercanía que decía haber logrado con ella y si capitalizará por el bien de SLP la deuda que ella debe sentir con el estado por los más de 700 mil votos potosinos que contribuyeron a su triunfo electoral.
Ha quedado demostrado que contar con la simpatía presidencial puede ser un impulso fenomenal para que un gobernador del estado realice obras monumentales por las que puede ser recordado aunque, desafortunadamente pocos mandatarios potosinos han podido ser privilegiados con un trato preferencial y extraordinario de las figuras presidenciales que les tocó en su sexenio.
Como está a la vista el gobernante mayormente apapachado por los presidentes con los que convivió fue el profesor Carlos Jonguitud Barrios quien supo hacer pesar la fuerza política que le significaba ser el dirigente vitalicio del sindicato más poderoso de América como lo fue el SNTE en su tiempo como lo supo hacer con José López Portillo de quien obtuvo apoyos extraordinarios para emprender las grandes obras que transformaron realmente a San Luis como el bulevar del río Santiago y ya con Miguel de la Madrid lograría el respaldo para construir el parque Tangamanga 1 inaugurado en 1983 además de que a este presidente prácticamente lo obligó a apoyar la construcción del aeropuerto Ponciano Arriaga en un alarde de su poderío político fuerza que ya no pudo hacer valer con Carlos Salinas de Gortari quien lo sacó de la dirigencia magisterial con la amenaza de que podía pasarle lo que al líder de los petroleros la “quina” Joaquín Hernández arrestado en su domicilio a punta de bazookazos pero de que CJB exprimió lo más que pudo el respeto que le tenían los presidentes lo prueban las grandes obras que realizó durante su mandato que realmente vinieron a cambiar a SLP.
Otro gobernante que tenía una gran cercanía con el presidente con quien convivió fue Marcelo de los Santos quien como mariscal de la campaña electoral de Vicente Fox para la recaudación de fondos que la financiaron le mereció que lo reconociera como militantes del mismo partido y por sus méritos en campaña de tal manera que aprovechó el apoyo foxista para obtener el respaldo económico necesario para la construcción del bulevar de la entrada a la ciudad por la carretera 57 así como los grandes puentes sobre ese vía y los de la avenida Salvador Nava, obras consideradas las primeras que vinieron a mejorar la vialidad en la ciudad.
El resto de los gobernantes se dedicaron a esperar que, sin pedirlo, tomaran al estado en cuenta en sus paquetes de obras y hasta hubo algunos como Fernando Toranzo que amenazó a Enrique Peña Nieto con renunciar al cargo si le imponía sucesor, lo que finalmente no hizo salvo el ridículo de tener que apechugar los mandatos presidenciales. Las experiencias de los antecesores de Gallardo aquí quedan para ver cual ejemplo decide seguir en su trato con Sheinbaum.