San Luis Potosí, SLP.- En los Servicios de Salud de San Luis Potosí, dentro del Programa de Atención a la Salud de la Infancia y la Adolescencia, se promueve la información y sensibilización sobre la crianza positiva y la prevención del maltrato infantil, de enero a septiembre se han capacitado 9,907 madres, padres y tutores en la prevención de maltrato infantil en el ámbito familiar. El objetivo es que niñas, niños y adolescentes crezcan en un entorno educativo firme, respetuoso y que les brinde seguridad emocional, favorezca su aprendizaje y fortalezca el vínculo con sus adultos significativos.
La crianza positiva se define como un conjunto de prácticas que promueven el cuidado, la protección, la formación y la guía de niñas, niños y adolescentes, contribuyendo así a su desarrollo, bienestar y crecimiento saludable. Este enfoque considera varios aspectos fundamentales: en las etapas del desarrollo, es esencial reconocer que cada etapa de la vida de una niña, niño o adolescente presenta características, necesidades y potencialidades únicas. Y comprender su desarrollo permite establecer expectativas reales y adecuadas en la educación y en la imposición de límites.
Criar a las hijas e hijos no es una tarea sencilla, pero el que se adopten buenas prácticas de crianza positiva es esencial para su crecimiento y desarrollo saludable. Lamentablemente, el maltrato infantil sigue siendo un problema de salud pública en donde niñas, niños y adolescentes han enfrentado formas de disciplina violenta en sus hogares, incluyendo castigos físicos y psicológicos. Estas experiencias pueden dejar huellas profundas que afectan su bienestar a lo largo de la vida.
La disciplina violenta a través de los castigos físicos y humillaciones verbales, puede ocasionar secuelas que impactan en aspectos cognitivos, sociales, conductuales y psicológicos de niñas, niños y adolescentes. Algunos de los efectos a largo plazo más comunes incluyen: baja autoestima, ansiedad, depresión, trastornos de identidad o generaciones más violentas.
Las niñas, niños y adolescentes poseen los mismos derechos humanos que los adultos, además de derechos específicos se les debe de tratar como miembros plenos de la familia, lo que incluye: pasar tiempo de calidad con ellos, conocer su vida y comprender su comportamiento, establecer acuerdos y normas claras, tener expectativas alineadas con sus capacidades, fomentar una comunicación abierta y responder a sus comportamientos con medidas adecuadas y explicaciones.
Es nuestro deber garantizar que las niñas, niños y adolescentes vivan libres de violencia, en un entorno que respete sus derechos y potencie su desarrollo integral. La crianza positiva no solo beneficia a niñas, niños y adolescentes, sino que también fortalece los lazos familiares y construye una sociedad más respetuosa.