Claudia Guadalupe Martínez Jasso | 28/09/2024 | 09:35
¿Te comunicas con claridad? ¿Sabes cómo identificar las emociones que te habitan, nombrarlas y después hablar de ellas con discernimiento? ¿Dichas emociones permanecen por mucho tiempo sin ser vistas y reprimidas en tu interior, hasta que se vuelven rancias? Hasta que duele. Hasta que se hace un nudo en la garganta que enronquece la voz, lastima la armonía de tu canto, te contractura los hombros y te frunce el ceño. ¿Eres como un río, limpio, constante, armónico o bien un estanque con olor a abandono y olvido? ¡Hay tanto no dicho! Tantos secretos, prohibiciones, tabúes, represiones en la expresión del Ser que el pecho se nos vuelve infartos. Si volteas a ver tu infancia, ¿A caso recuerdas haber sido escuchado(a)? ¿Las preguntas que hacías eran saciadas de atención y sabiduría, o aprendiste que era mejor no molestar con tu curiosidad que era el timón de tu camino y por ende te varaste en tierra segura pero asfixiante? El timbre de tu voz es único, la tesitura, la risa, el llanto, pero, ¿Qué tanto la usas? ¿Cómo la usas? ¿Cuándo? ¿Hasta dónde? ¿De qué manera? ¿Bendices o maldices? ¿Tu garganta es como un sepulcro o un jardín lleno de nuevos aromas y ecosistemas evolutivos? ¿Te autorizas para hablar de ciertos temas que te son natos o bien que dominas por esencia, o estudios, o es que tienes un programa de silencio para no ser rechazado(a)? Tienes derecho a la comunicación, a la expresión, a la creación vibracional que de tu Alma brota a través de tu voz. ¿Y si te das hoy el permiso de expresar tu deseo, tu sentir, tu innovación, tu Sabiduría única? Lo que por tus labios sale se convierte en manifestación, sobre todo cuando existe una emoción y se acompaña de imaginación. Entonces si cuentas con el Don de la creación y no lo usas con Conciencia, hoy puedes retomar ese poder Sagrado. Nadie en este mundo va a cantar como tú, a expresarse como tú, a crear como tú. Nadie. La voz de tu Alma es única, tiene un color, una vibración y una información particular. La importancia de la voz y la comunicación es tanta, que, si aprendemos a dialogar de forma impecable, no habría ni guerra ni violencia. Y es que, en el decir, el análisis del discurso subjetivo, en las palabras, en la expresión verbal y escrita encontramos a profundidad lo que nos construye como humanos. ¿Has escuchado a alguien cantar con tanto tesón, tripas y corazón, con tanta conexión espiritual que tu piel se ha erizado? Es una comunicación que va más allá de lo racional. ¿Lloras con escenas teatrales o filmes? Es el decir del otro, ese decir que toca nuestras fibras más escondidas en los laberintos de nuestra psiquis. Habla, por favor, habla. Escucha tu propia voz, escucha la voz del otro, para que resuene en ti y te mires hacia adentro, en los recovecos más escondidos y olvidados de tu Ser, recovecos que guardan baúles en tu Alma que esperan ser abiertos para que te salgan alas. Practicar la escucha plena es una garantía de salud en tu vida. Es un acto Conciente y amoroso de hermandad, amistad y filial que nos acerca corazón a corazón. Sin juicio, análisis u opinión, escuchas por diez minutos con absoluta atención a tu hermano(a), amigo(a), compañero(a), pareja o pariente y después le repites lo que ha dicho tal y cual, objetivamente lo expresó. Después esa persona hará lo mismo contigo. El fenómeno que sucede en dicho acto es simplemente una hermosura. Nos sentimos vistos, escuchados, liberados, comprendidos, atendidos y amados. El Alma tiene tantas cosas que decir, tantas cosas que compartir y crear en este plano. Si miras a los ojos a tus hijos(as), a tu pareja a tu familia, el panadero, la vendedora o a la persona que se te cruza bruscamente en las vías de conducción, si escuchas lo que dice su corporalidad, su gesto, su kinestesia y su vibración, será mucho más fácil que no entres en juicio y que conectes con la empatía. Esto te ayuda más de lo que crees, porque te hace compasivo(a) contigo mismo(a). El Alma se expresa y se siente agradecida en la escucha, con la meditación, que nos ayuda a estar en presencia plena y a sentirnos, comprendernos y dejar que en el silencio hable la luz Divina. ¿Estás dispuesto(a) a apagar el ruido de la mente y del exterior para hablar contigo y con el otro de Alma a Alma? ¿Estás dispuesto(a) a comunicarte con el otro(a) de corazón a corazón? ¿Tiramos la máscara? ¿Quieres que sea el ego distorsionado quien siga hablando por ti o deseas escuchar tu propia verdad y después transmitirla con el sonido único de tu vibración hecha de estrellas? Tu corazón sanará y te sentirás tranquilo(a) cuando des rienda suelta al sonido de tu voz, cantando, expresando, siendo vulnerable y mostrando tu Ser. Siempre cuidando de ti, pero sin encerrarte en un silencio que te aprisiona hasta ahora. Bendice tu voz. Bendecimos la voz, la hermosa voz de tu Alma.
Gracias por caminar juntos.
Tu terapeuta