Pedro Olvera | 28/09/2024 | 01:03
SER O NO SER, ESA ES LA cuestión… y no sólo Shakespeare sabía del tema, aunque él lo tratase con arte y profundidad.
EL MOMENTO DE UN FIN DE sexenio en México significaba para la clase política en general la necesidad de un deslinde, de un “yo siempre lo dije” o “se lo advertí”, “ya me lo imaginaba”; “así tenía que terminar”, “no había de otra” o “¿Y qué esperaban?”.
FRASES Y ACTITUDES COMO ESTAS sobran, las escuché y las escuchamos mucho tiempo y de muchas personas, cada fin de sexenio, desde los que tuvieron que ver e hipócritamente fingían mantenerse al margen, así como de los no incluidos.
¿NO INCLUIDOS EN QUÉ? PUES no incluidos más que en los prejuicios y perjuicios; en las omisiones, en los olvidos, en los desprecios, en las tranzas, en las negociaciones cupulares y peor aún en los arreglos secretos de los poderosos.
NO INCLUIDOS, QUE generosamente y con ingenuidad se conformaban con criticar con o sin café, con o sin una cerveza en la mano, con o sin un churro, o lo que sea… criticaban entre ellos, pero hasta ahí llegaban, era su recurso para estar presentes -o detestar el estar presentes- en un país, en su devenir; en una historia en la que solo imaginaban ser algún día, sus personajes. Ahora hay muchos millones presentes que antes no lo estaban, pero existían…en la oscuridad.
¿POR QUÉ HABLAR DE INCLUSIÓN? ¿Por qué hablar de los no incluidos? La respuesta en este tema disculpe usted es: porque ya no lo son o porque ya no lo sienten. Y si me lo permite, ambas repuestas tienen su valor y ambas encierran o contienen el sentido de la pertenencia. ¿Pertenecer a qué?
PUES PERTENECER A UN momento, a una historia, a los hechos, a las acciones, al destino elegido y no impuesto de una comunidad. ¿Qué porcentaje o cuántos mexicanos habían sentido pertenencia al grupo llamado nación desde el último gran movimiento revolucionario? Sin duda, un grupo importante más no por su cantidad ni su mayoría sino por el poder que en él los gobiernos en turno habían tolerado o hasta depositado; una élite que había llegado al elegante pero incierto calificativo de abolengo y hasta si se prefiere el concepto “de buena cuna”.
¿Y LOS DEMÁS DÓNDE HABÍAN quedado? Pues en el lenguaje de la demagogia de mil formas discursivas, pero hasta el final y más allá de la fila. Fuerza sometida por sindicatos, líderes charros, populismo de derecha, fanatismos religiosos; intermediario y represión.
HOY, EN UNA EVALUACIÓN DE este sexenio (evaluaciones que antes no nos permitíamos o sólo permitían a los medios de comunicación y a los intelectuales autorizados) y que ahora puede hacer cualquier ciudadano sin temor a aparecer muerto, golpeado, callado o simplemente no aparecer, podemos decir que los no incluidos están más dentro que nunca representados en millones de votos que la oposición trasnochada esperaba para sí en sus cálculos también trasnochados.
HOY SABEMOS QUE LOS PODERES de la Unión son independientes uno del otro por primera vez. Que la Suprema Corte de Justicia puede no sólo diferir y juzgar en contra del Ejecutivo y del Legislativo sino hacer política y manifestaciones públicas desplegando a su personal e integrantes como activistas frente a las propuestas que no les satisface o que estiman inconvenientes.
HOY, DESPUÉS DE ESTOS SEIS años que nos privilegiamos en haber tenido como experiencia única de nueve o más décadas, hemos visto por fin disminuir el número de pobres que según la Unesco como parte de la Organización de las Naciones Unidas estima que tenemos diez millones de pobres menos y que para muchos medios de comunicación parecen no contar.
HOY DESPUÉS DE QUE EN SEIS años no ha existido represión militar ni policiaca ni escándalo de corrupción demostrado ni crisis inflacionaria desmedida o galopante como se dio durante muchas ocasiones sexenales.
AHORA QUE LA RECAUDACIÓN fiscal se ha incrementado enfocada con mayor énfasis hacia los que tienen más y que pagan menos ignorando el mito de que la economía informal fuese la principal evasora de impuestos (sabemos que toda la economía informal no representa el 80% de la evasión de uno sólo de los grandes evasores empresariales registrados), los medios y una oposición minoritaria pero magnificada por ellos se fingen ignorantes o niegan sin argumentos, vemos cómo esos recursos y política han permitido financiar mejorías en las políticas económicas de apoyo social; pensiones para los adultos mayores; para madres solteras; estudiantes; apoyo a transportes; subsidios, mejoras salariales, generación de empleos y otros atrevimientos que sólo el emprendimiento verdadero de un cambio puede permitir, nos damos cuenta de que hay un éxito esperanzador como resultado de una decisión y actitud que no percibimos en muchas décadas y que tal vez con Cárdenas pudieron haber experimentado nuestros antecesores.
AHORA DÁNDONOS EL GOZO DE evaluar públicamente a un gobierno y a un presidente, como no lo pudieron hacer muchos otros antes y sin orden de por medio, podemos reconocer que en materia de democracia y frente a los que tontamente señalan como dictadura, se ha dado por primera vez la consulta popular, un plebiscito con opción de revocar mandato al presidente impulsado por el propio Presidente, una libertad más que plena de prensa, de expresión; de cultos de manifestación y de reunión; elecciones claras pese a las fantasías y berrinches e comunicadores que han remplazado a los partidos políticos ya no en crisis sino en pleno tobogán.
ELECCIONES CUYA EVALUACIÓN está sustentada en una mayoría apabullante pero no al viejo estilo del partido hegemónico sino con la legitimidad de elecciones dirigidas por un organizador apoyado y defendido por la propia oposición como es el INE.
EL CAMBIO, LOS CAMBIOS auténticos suelen y hasta deben doler. Hay que vivir el duelo y, de él cultivar madurez, experiencia, aceptación y aprendizaje. Hay que cambiar con el cambio. Hay que vivirlo para entenderlo y entenderlo para vivirlo bien.
La Evaluación De Este ciudadano que escribe, que nadie me ha pedido, ni ordenado, ni autorizado es de 10. Por el atrevimiento, por el arrojo y por el riesgo que han asumido todos los que en ese cambio real nos hemos aventurado.