José Luis Solís Barragán | 28/09/2024 | 01:00
LOS COMIENZOS DE UN NUEVO gobierno siempre son buenos puntos de inflexión que nos permite hacer una pequeña pausa para analizar la pertinencia de la ruta emprendida, las áreas que deben reforzarse para dar mejores resultados y por supuesto, los espacios que hacen necesario un replanteamiento dado los resultados obtenidos.
SI DE POR SÍ UN CAMBIO DE administración genera este punto de análisis, hay momentos políticos que son propicios para el desarrollo de oportunidades que coloquen a las naciones en el rumbo correcto, es decir se cuenta con las condiciones óptimas que facilitan romper las ataduras que frenan el desarrollo nacional.
SON POCAS OPORTUNIDADES QUE se tienen y doten a los nuevos gobiernos de las herramientas necesarias para romper con el pasado y que puedan encaminarse a un futuro más próspero para las naciones, y son aún más escasos los casos en que los mandatarios logran la transición rumbo a un mejor puerto.
EN MÉXICO, LA ELECCIÓN DEL AÑO 2000 trajo consigo la primera alternancia política real desde la configuración del sistema político del Estado moderno, el panismo después de más de siete décadas de lucha, había logrado arrebatarle al Partido Revolucionario Institucional la presidencia de la República.
EL 2000 FUE SIN DUDA UNA fiesta democrática, la alternancia parecía que daba resultados, después de décadas el PRI abandonaba Los Pinos y se asumía su papel de oposición sin mayores sobresaltos políticos, sociales o económicos; sin embargo, la fiesta no pasó de ello, fue celebración y gozo, pero no hubo cambios de fondo y cuando menos lo pensamos, se convirtió en la borrachera nacional.
LA INEXPERIENCIA Y LA bravuconería de Vicente Fox fueron una mala jugada del sistema político, la borrachera terminó, no hubo resultados que festejar y comenzó la cruda que golpeó al país y que aún hoy en día, seguimos padeciendo los efectos de aquella resaca.
FOX PERDIÓ SU OPORTUNIDAD DE buscar fortalecer la democracia que le había dado la posibilidad de ser el primer presidente lejano al PRI, prefirió perderse en palabrerías sin sentido, a aceptar su condición de mandatario de la alternancia, prefirió dar continuidad a las malas prácticas que debían desterrarse.
EL PANISMO NOS HIZO PERDER LA gran oportunidad de consolidar la democracia, que la sociedad comprendiera la importancia de la misma y, sobre todo, de dimensionar a la democracia por ese verdadero mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos.
ESA OPORTUNIDAD PERDIDA NO se regresó, tardamos otros dieciocho años en volver a tener una oportunidad de dicha magnitud, ahora ya no era el resultado de la lucha democrática que derribó a un partido hegemónico, sino que fue producto de una persona que entendió el malestar social contra una clase política acomodaticia que necesitaba una sacudida ante la ceguera de su arrogancia.
EN EL 2018 ANDRÉS MANUEL López Obrador ganaba la presidencia, pero también alcanzaba el triunfo de su egoteca personal que enarbolaba: “la lucha contra la hegemonía neoliberal”, a diferencia de la oportunidad anterior, la legitimidad social del primer mandatario morenista no tenía precedentes, era un líder social nato que había construido su posición por su cercanía social, su discurso encontró eco y como canto de sirena consolidó una fuerza política que empequeñeció a una oposición que se perdió entre acuerdos cupulares.
ESTA NUEVA OPORTUNIDAD ERA un momento extraordinario, el cambio esperado se encontraba en el planteamiento colectivo, pero desgraciadamente no se materializó, se incrementaron los apoyos sociales, pero se desmantelaron instituciones, se incrementó la legitimidad social, pero no necesariamente se consolidó la democracia y se acrecentó la polarización nacional.
SEIS AÑOS DESPUÉS DE ESA nueva oportunidad perdida, estamos frente a un nuevo cambio y no solo parece de gobierno, sino incluso de régimen, estamos ante la llegada de la primera mujer que ocupará la presidencia de la República y ante una fuerza política que se ha convertido casi en una presencia hegemónica a lo ancho y largo de país.
ESTAMOS A POCOS DÍAS DE QUE Claudia Sheinbaum asuma su papel como titular del Poder Ejecutivo, es una nueva oportunidad por el contundente triunfo, pero desgraciadamente a diferencia de las dos oportunidades anteriores, las condiciones para ella no son las óptimas, presiones económicas, políticas y sociales recaen en su mandato, hay mucho respaldo social, pero mucha incertidumbre del rumbo que se quiere tomar, hay un sentir para muchos del avance de la democracia y para otros tantos, de una degradación de la misma.
EL 1º DE OCTUBRE EMPIEZA LA historia de Claudia Sheinbaum, las dos oportunidades anteriores se perdieron por hombres que no supieron estar a la altura de los retos que demandaba el país, quizás ella sí logre tener la estatura suficiente para dar un nuevo comienzo, para dar un giro en el timón que nos coloque en el rumbo correcto y sobre todo, que nos vuelva a unir como mexicanos, que en estos momentos es algo que nos hace falta como sociedad y como nación…
@josesolisb