El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, autorizó la tarde del viernes un ataque sin precedentes contra un edificio residencial en los suburbios de Beirut, donde se hallaba la sede central del grupo chií libanés Hizbulá, en lo que fuentes de seguridad califican de tentativa de asesinar a su máximo líder, Hasán Nasrala.
Netanyahu, desde su hotel en Nueva York, dio luz verde al ataque momentos antes de pronunciar su belicoso discurso en la Asamblea General de la ONU, según una imagen divulgada por su oficina en la que aparece en mandatario, acompañado de su secretario militar y su jefe de gabinete, dando luz verde al bombardeo.
Sobre las 18:00, hora local (15:00 GMT) enormes columnas de humo se elevaron en los suburbios meridionales de Beirut, conocidos como el Dahye y bastión de Hizbulá, mientras que fuertes explosiones resonaron tanto en toda la ciudad como en poblaciones adyacentes, algo que no había ocurrido con ninguno de los bombardeos israelíes previos desde octubre.
Al menos dos personas han muerto y otras 76 han resultado heridas en el bombardeo, según el Ministerio de Salud libanés, que describe estas cifras como un balance preliminar, teniendo en cuenta la fuerza e intensidad del ataque israelí.
Según el desglose de estos datos, que son el "balance inicial" de víctimas, 61 personas sufrieron "heridas menores" y otras 15 requieren ser hospitalizadas.
Por el momento, se desconoce el paradero o el estado de salud del líder de Hizbulá, e Israel ni siquiera ha confirmado si estaba o no dentro de la sede del grupo chií cuando esta fue bombardeada, y quedó arrasado el edificio situado sobre ella.
Sin embargo, fuentes de la cúpula de Defensa israelí que pidieron el anonimato estiman que Nasrala sí que estaba en el cuartel general de Hizbulá, según detalla el diario israelí Haaretz.
Mientras que Amos Yadlin, ex jefe de inteligencia del Ejército, dijo al Canal 12 que el ataque no habría sido aprobado sin la “absoluta certeza” de su presencia y que sus fuentes, sin identificar, insisten en que Nasrala “ya no está con nosotros”.
"Después de casi un año en el que Hizbulá disparó cohetes, misiles y drones suicidas contra civiles israelíes, después de casi un año en que Israel advirtió al mundo y le dijo que debía detener a Hizbulá, Israel está haciendo lo que todo Estado soberano del mundo haría", dijo el portavoz militar israelí, contraalmirante Daniel Hagari, en una videoconferencia tanto en hebreo como en inglés en la que anunció el ataque.
Israel está tomando "las medidas necesarias para proteger a nuestro pueblo, para que las familias israelíes puedan vivir en sus hogares, de forma segura", añadió.
Hizbulá inició sus ataques contra el norte de Israel el 8 de octubre de 2023, al día siguiente del ataque de Hamás contra territorio israelí y del inicio de la guerra en Gaza, en lo que el partido-milicia describió como un gesto de solidaridad con los gazatíes.
Desde entonces, ha reiterado en numerosas ocasiones que detendría el lanzamiento de cohetes y de misiles contra Israel si este ponía fin a la guerra en Gaza, donde ya se superan los 41.400 muertos y hay más de 95.500 gazatíes heridos.
Sin embargo, el conflicto se intensificó la semana pasada, tras la explosión simultánea de unos 5.000 aparatos de comunicación en manos de integrantes de Hizbulá, y el asesinato de varios de sus altos mandos en otro ataque en Dahye el pasado viernes.
Desde entonces han muerto más 700 personas en Líbano, miles han resultado heridas y más de 77.000 han sido desplazadas de sus hogares, unas cifras sin precedentes desde la guerra civil libanesa (1975-1990).
La embajada en el Líbano de Irán, principal aliado y protector de Hizbulá, afirmó este viernes, en lo que podría ser un mensaje a Israel, que los bombardeos israelíes contra Beirut suponen “una escalada peligrosa que cambia las normas del juego”.