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Por qué nos obsesiona el dinero, según expertos en psicología

Glamour.mx | 20/09/2024 | 14:18

El refrán popular dice que tener dinero no lo es todo en la vida; a pesar de ello, y tras el subidón de satisfacción que viene con el depósito de cada quincena, muchas personas se sumergen incluso en un estado de estrés avanzado debido al miedo a quedarse sin este recurso.
 
Es cierto que esta necesidad perpetua de seguridad financiera llega a consumirnos. Desde la antigüedad, el dinero se ha convertido en una obsesión cultural: “los tendones de la guerra”, como reza el dicho. Hoy en día, influye en todos los aspectos de nuestras vidas, y esto va mucho más allá de la simple administración de nuestras finanzas. Como cantaba ABBA en su famosa canción Money, Money, Money: “It's a rich man's world”, —una verdad que todos experimentamos en esta frenética carrera por la estabilidad y la riqueza.
 
El artículo Cómo el dinero despierta nuestro cerebro, del semanario portugués Visão reza, explica que nada estimula más nuestro cerebro que el dinero. En concreto, menciona un estudio realizado por Harvard, que explica que ganar dinero puede tener los mismos efectos que una dosis de cocaína. En otras palabras, ver aumentar tu cuenta bancaria te excita literalmente, creando un ciclo permanente de placer y necesidad.
 
Pero, ¿por qué esta obsesión por el dinero? ¿Qué nos impulsa a querer más y más? Para comprender esta compleja relación, consultamos a dos expertos, la psicóloga Emmanuelle Dobbelaere y el psicoanalista Christian Richomme, especializados en trastornos de ansiedad y adicción.
 
El dinero como símbolo de seguridad
 
Uno de los primeros aspectos que se desprenden de nuestra conversación con Emmanuelle Dobbelaere es la idea de que nuestra relación con el dinero suele estar determinada por nuestras experiencias personales, sobre todo las que están marcadas por la carencia. “A menudo, está vinculada a la inseguridad, o los traumas están relacionados con la falta de dinero”, señala la psicóloga.
 
Esta necesidad de seguridad se convierte en obsesión cuando el dinero se transforma en sinónimo de protección contra los peligros de la vida. Las personas que han crecido en circunstancias precarias, por ejemplo, llegan a desarrollar un mecanismo de acaparamiento, acumulando ahorros mucho más allá de lo necesario por miedo a volver a caer en la inestabilidad financiera. “Conozco a alguien que es multimillonario y sigue recortando [presupuesto] en calefacción”, nos explica. Ésa es la paradoja de la obsesión por el dinero: incluso cuando hay suficiente, persiste el miedo a quedarse sin él; algo parecido a la mentalidad de escasez.
 
Cuando el dinero se convierte en una adicción
 
Christian Richomme explica que esta búsqueda incesante de dinero puede convertirse rápidamente en una adicción. “El dinero actúa en el cerebro de forma similar a una droga, activando el circuito de recompensa”, observa el psicoanalista. Cada ganancia, cada aumento, cada oportunidad financiera libera una dosis de dopamina, la famosa hormona del placer. Es el mismo mecanismo que se manifiesta en las adicciones al juego o a las apuestas online. “Esto lleva a la dependencia psicológica”, subraya.
 
El peligro radica en que el dinero, en este contexto, ya no es una simple herramienta o medio de intercambio. Se convierte en una búsqueda de validación personal, un escape de la ansiedad. Cuanto más ganas, más quieres, como si el dinero resolviera todos tus problemas.
 
Obsesión por el dinero ligada a la autoestima
 
El dinero se convierte con frecuencia en un sustituto de la autoestima. Emmanuelle Dobbelaere destaca que algunos individuos evalúan su valor personal en función de su riqueza. “Ciertas personas perciben su valor en función de su cuenta bancaria”, indica. Este mecanismo suele tener sus raíces en la infancia, cuando aprendemos a asociar el éxito material con el éxito personal. Quienes no han recibido suficiente afecto o aprobación emocional desarrollan entonces la idea de que la riqueza es el único indicador de valor.
 
Christian Richomme va aún más lejos, explicando que el dinero es una proyección de deseos mucho más profundos, sobre todo los de control o seguridad. “El dinero suele simbolizar la protección contra la vulnerabilidad emocional”, sostiene. Así que acumular dinero o gastarlo compulsivamente se convierte en una forma de enmascarar carencias emocionales no resueltas.
 
La influencia de las redes sociales y la cultura del consumo
 
No podemos hablar de obsesión por el dinero sin mencionar la influencia de las redes sociales y la cultura de consumo moderna. Christian Richomme nos recuerda que “la cultura actual valora mucho el éxito financiero, lo que crea una intensa presión social”. Publicidad, influencers y escaparates de lujo: todo nos incita a pensar que la felicidad reside en lo que poseemos.
 
Las redes sociales, en particular, amplifican este fenómeno, creando una espiral de comparación constante. En Instagram o TikTok, los símbolos externos de riqueza son omnipresentes, reforzando la idea de que nuestro valor personal depende de lo que exhibimos. Y esta presión social, aunque permanezca invisible, alimenta nuestra obsesión por el dinero, llevándonos a una búsqueda interminable de más.
 
¿Cómo restablecer una relación sana con el dinero?
 
Entonces, ¿cómo salimos de esta espiral? El primer paso, según Christian Richomme, es reconocer las creencias disfuncionales que subyacen a nuestra relación con el dinero. “Tenemos que explorar por qué se formaron estas asociaciones, a menudo en la infancia o en relación con experiencias emocionales”, precisa. Comprendiendo de dónde proceden estas ansiedades, conseguiremos desactivar la excesiva importancia que concedemos al dinero. Para ello, primero vale la pena que analices qué tipo de personalidad financiera tienes para ahondar más en la materia.
 
Por su parte, Emmanuelle Dobbelaere recomienda trabajar tu autoestima, independientemente del dinero que tengas. “Aprender a valorarte, independientemente del capital que tengas”, opina, es esencial si quieres romper con esta dependencia emocional.
 
Por último, es crucial que volvamos a aprender a ver el dinero como lo que realmente es: una herramienta, no un fin en sí mismo. La atención plena puede desempeñar un papel importante en este sentido. Estando más presentes ante nosotros mismos y centrándonos en valores internos como las relaciones, la creatividad y el bienestar, es posible restablecer una relación más sana y equilibrada con el dinero. De este modo, será posible devolver este recurso al lugar que le corresponde. Ni más ni menos.