La población de más de 65 años, cada vez más numerosa, tiene un alto riesgo de hacerse una fractura en caso de caída. Algunas acciones sencillas como adaptar el domicilio y cambiar algunos hábitos de alimentación pueden prevenir estas lesiones y sus graves consecuencias.
Cada vez existe un mayor envejecimiento poblacional debido a un aumento de la esperanza de vida. Según datos del Instituto de Estadística de Cataluña (Idescat), en 2030 un 22,3% de la población tendrá más de 65 años. Las caídas son muy frecuentes en este grupo de población, más de un 30% de las personas mayores de 65 años tendrá una caída al año, esta cifra aumenta al 50% en los mayores de 80 años.
El riesgo de caer se incrementa con la edad y las lesiones causadas por una caída pueden ser graves y disminuir la autonomía de las personas. De hecho, la mayor consecuencia de las caídas son las fracturas por fragilidad. Las fracturas más frecuentes son las de muñeca, fémur y vértebras. Estas lesiones tienen gran impacto en el bienestar individual, pueden provocar graves secuelas físicas y psíquicas y repercutir en la calidad de vida.
Acciones para prevenir las fracturas
Existen múltiples factores que no son modificables a la hora de prevenir estas lesiones, como la edad avanzada y el sexo femenino. Sin embargo, hay otros donde sí se puede actuar para prevenir las fracturas por fragilidad:
Para empezar, una de las medidas más efectivas es prevenir las caídas. Con algunas adaptaciones en los domicilios como una buena iluminación, eliminar alfombras, cables u otros obstáculos, se puede evitar que se produzcan la mayoría de las caídas. Por otra parte, es importante utilizar un calzado adecuado, cerrado por detrás que coja bien el pie, así como utilizar ayudas técnicas para caminar como bastones y andadores. Por último se recomienda instalar asideros para el baño para favorecer la movilidad de las personas mayores evitando elementos o acciones que les pueden tropezar.
Una alimentación adecuada es también importante para evitar la fractura en caso de caída. Algunas de las principales recomendaciones nutricionales son: asegurar una ingesta de proteínas suficiente, de vitamina D, calcio y hierro, así como fomentar una buena hidratación, para ayudar a mantener un nivel nutricional óptimo y favorecer la masa muscular.
Por último, también se recomienda realizar ejercicio físico de manera regular. Es necesario realizar ejercicios de fuerza, equilibrio, entrenamiento aeróbico y flexibilidad. En función de las características y capacidades de cada persona.
Con estas acciones, sencillas pero efectivas, se puede mejorar la calidad de vida y reducir el riesgo de lesiones futuras, por lo que deben ser más conocidas por la población. Las campañas de concienciación y prevención, como la que tuvo lugar en la pasada edición del Clínic Obert por parte de la Unidad de Ortogeriatría, son cruciales para llegar a la población más vulnerable. Es importante disminuir el riesgo en cada caso para poder evitar la fractura y, por ello, es necesario hacer énfasis en su prevención.
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