Comprender el gaslighting laboral, qué es y cómo se manifiesta, puede ayudarnos a preservar nuestro equilibrio en el trabajo, donde desgraciadamente nos hemos acostumbrado a diversas formas de tergiversación e improcedencia por parte de jefes y compañeros. Al margen de la retórica de las grandes empresas, las oficinas, los comercios y los centros de producción están llenos de relaciones entre trabajadores que son todo menos virtuosas.
¿Qué es el gaslighting?
A modo simplista, la historia de este término se originó en una película de 1944, Gaslight: en ella, Paula, interpretada por Ingrid Bergman, se da cuenta de la decoloración gradual de las luces de gas de su casa, pero su marido, responsable del fenómeno, lo niega, lo que la lleva a un estado de confusión que raya en la locura.
Pero fue en los años setenta cuando empezó a circular en Estados Unidos el sustantivo gaslighting, que describe “una serie de comportamientos manipuladores (como proporcionar información falsa o negar lo que se acaba de decir) activados deliberadamente para socavar la confianza básica de la víctima”.
Es un tema que sigue siendo sumamente actual y en el que se centra el libro homónimo de Hélène Frappat, en el que la autora, partiendo del mundo del cine, analiza esta forma de violencia psicológica, particularmente en la clase de manifestaciones que afectan a las mujeres.
Las diferentes caras del gaslighting laboral
Incluso en el trabajo, aunque en formas más sutiles, esta forma de manipulación psicológica está muy generalizada, con jefes y compañeros sembrando dudas en nuestra mente sobre lo ocurrido para su propio beneficio. Los ejemplos prácticos abarcan casos que, por desgracia, nos suenan más familiares de lo que nos gusta pensar: un jefe que nos atribuye méritos haciéndonos pasar por visionarios, otro que disminuye nuestra contribución en la consecución de un objetivo, otro que niega habernos asignado una tarea que nos comunicó verbalmente.
Sin embargo, no creas que solo ocurre en las interacciones en persona: como explica a GQ Italia Annalisa Dordoni, socióloga laboral de la Universidad de Milán-Bicocca, “el fenómeno del gaslighting es un conjunto de intentos de crear un ambiente social surrealista cuestionando las facultades mentales de la otra persona. El gaslighting es también un comportamiento en el que un individuo intenta influir en el juicio de otro haciéndole dudar de la validez de su criterio, y una dinámica de comunicación disfuncional en la que un interlocutor intenta desestabilizar el sentido de la realidad de otra persona, por ejemplo en internet”.
Y cuidado, el gaslighting laboral no solo atañe a los jefes, sino que también se da entre los colegas: “puede haber direcciones verticales y horizontales, las primeras en forma de línea jerárquica entre jefes y empleados, y las segundas como formas extremas de competencia entre compañeros. En ambos sentidos, se trata de la aplicación al modo relacional de un principio que es el mismo: para mantener u obtener el poder, hay que someter al otro, aunque sea un colega del mismo nivel”.
Las motivaciones y las posibles consecuencias del gaslighting
¿Por qué manipular a un compañero de trabajo? La respuesta se encuentra la mayoría de las veces en la búsqueda de control en el entorno laboral, mientras que otras tantas en necesidades de gestión que no pueden abordarse por medios más adecuados. Un ejemplo de ello son las compañías que, por las razones más diversas, se ven obligadas a exigir ritmos más demandantes a sus empleados, solo para negar el aumento real de las cargas y no tener que compensarlos con primas y otros beneficios.
Sin embargo, en algunos casos, este incremento es innegable: para los oficinistas, bastaría con comparar los emails que recibieron en un año muy ajetreado con los de un periodo a un ritmo más llevadero para tener una prueba casi irrefutable.
Como era de esperar, los contextos en los que prolifera el gaslighiting laboral distan mucho de ser saludables: “este modo relacional basado en la sumisión, el control y, de hecho, en la simple competencia, crea entornos sumamente desfavorables para el trabajo en equipo, para la consecución de objetivos considerados como una responsabilidad común y colectiva”, prosigue Dordoni.
En algunos casos, las consecuencias son bastante graves, porque para quienes hacen una gran inversión en el desempeño de su trabajo, ser cuestionado en función de hechos que no sucedieron puede incluso provocar un colapso de la confianza y una sensación de impotencia, con experiencias que van desde la ansiedad patológica hasta la depresión.
¿Las empresas son conscientes del gaslighting laboral?
El fenómeno del gaslighting está tan extendido que en los últimos años ha provocado la aparición de “reflexiones sobre las posibles estrategias utilizadas por la gerencia para mantener el control”; algunas de las cuales están reafirmando que las formas de liderazgo que necesitamos son aquellas “fundamentadas en la cooperación, así como en la coordinación, capaces de construir un entorno laboral relajado e inclusivo, en modo de red, en el que las energías y los esfuerzos de todos converjan hacia un objetivo común, y sin comprometer las relaciones humanas y sociales”, concluye Dordoni.