Con una evocación a sus primeras exploraciones sistemáticas, iniciadas en la década de 1940, y de aquellas “excarvaciones” previas que pueden rastrearse hasta los primeros años después de la invasión hispánica, iniciaron las actividades del coloquio “Arqueología de Tlatelolco, recinto ceremonial y barrios (1944-2024)”.
Al inaugurar la actividad académica, el director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Diego Prieto Hernández, destacó que hablar de las investigaciones realizadas en Tlatelolco es hablar de estudios que, “prácticamente, acompañan a toda la vida del INAH, si tenemos en mente que la institución surgió en 1939, apenas un lustro antes”.
El conocimiento generado en este periodo, detalló el antropólogo, es clave para el análisis de aquellos portentos que fueron las ciudades de México-Tenochtitlan y México-Tlatelolco, urbes gemelas, erigidas en medio de un lago, las cuales en unos momentos coexistieron y en otros rivalizaron, apegadas siempre a las múltiples dualidades del mundo prehispánico.
Tras estas palabras y en una mesa de análisis en la que estuvieron la directora de la Zona Arqueológica de Tlatelolco, Edwina Villegas Gómez; el titular del Proyecto Tlatelolco, Salvador Guilliem Arroyo, y el investigador emérito del INAH, Eduardo Matos Moctezuma, se dio paso a la conferencia de apertura, a cargo de este último.
El autor de Tlatelolco. La última ciudad, la primera resistencia (2021) hizo una primera distinción entre las excavaciones profesionales, iniciadas por el arqueólogo Pablo Martínez del Río, en 1944, y las “excarvaciones” previas.
Estas, dijo, comenzaron tras la captura del tlatoani Cuauhtémoc y las elites mexicas que, en 1521, ofrecieron un último acto de resistencia a los españoles y sus aliados indígenas en la propia ciudad de Tlatelolco.
Cronistas como Bernal Díaz del Castillo registraron el hallazgo de numerosos “tesoros”, durante las obras hechas para levantar un primer templo consagrado al apóstol Santiago, sobre los basamentos del recinto sagrado tlatelolca.
Otro episodio similar, detalló, tuvo lugar a finales del siglo XIX, cuando con motivo de la Junta Colombina que, en 1892, celebraría en España el cuarto centenario del descubrimiento de América, las autoridades porfiristas encomendaron al coronel Manuel Ticó la realización de calas exploratorias en Tlatelolco, a fin de reunir materiales para exponerlos en el Viejo Continente.
“El coronel debió haberse despachado con la ‘cuchara grande’ porque, incluso, en julio de 1893, después de acabada la propia Junta Colombina, periódicos como El Monitor Republicano seguían informando de sus indagaciones”.
Sería hasta el citado año de 1944, expuso Matos Moctezuma, cuando bajo la batuta de Martínez del Río, destacados arqueólogos y arqueólogas, como Robert Barlow y Antonieta Espejo, iniciarían la investigación sistemática y multidisciplinaria de esta geografía de la capital mexicana.
Desde entonces, dijo, son ya diversas las generaciones que, a través de perfiles como los de Francisco González Rul o Salvador Guilliem, han continuado con el entendimiento de Tlatelolco.
“Hoy corresponde a ustedes –las y los estudiantes de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, presentes en la inauguración del espacio académico- tomar la estafeta y usar las enseñanzas de su maestro Salvador Guilliem, para indagar en una ciudad que todavía tiene mucho por revelarnos”, concluyó.
El coloquio “Arqueología de Tlatelolco, recinto ceremonial y barrios (1944-2024)” es organizado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del INAH y de la Zona Arqueológica de Tlatelolco; sus actividades continuarán hasta el 6 de septiembre de 2024, de 10:00 a 17:00 horas.
El público puede asistir, con acceso libre, al Auditorio Jesús Terán del Excolegio de la Santa Cruz de Tlatelolco (Eje Central Lázaro Cárdenas 3ra secc., col. Nonoalco-Tlatelolco, alc. Cuauhtémoc, CDMX), o también, puede seguirlo virtualmente desde los perfiles en Facebook y YouTube de la Zona Arqueológica de Tlatelolco.
