La Justicia rusa condenó hoy a un nuevo científico ruso especializado en ramas vinculadas con el desarrollo de armamento hipersónico por entregar información secreta a China.
El Tribunal Urbano de Moscú sentenció a 15 años en una cárcel de máxima seguridad a Alexandr Shipliuk, director del Instituto de Mecánica Teórica y Aplicada de Novosibirsk, la filial siberiana de la Academia de Ciencias de Rusia.
Shipliuk, de 57 años, quien fue detenido en 2022, fue condenado por alta traición -artículo 275 del código penal- en un juicio que transcurrió a puerta cerrada, como en anteriores procesos judiciales contra otros científicos.
Según fuentes de derechos humanos, el científico fue acusado de entregar información secreta sobre resultados científicos a un colega chino durante una conferencia internacional en 2017.
Shipliuk nunca reconoció su culpa e insistió en que la información secreta de la que habla la Fiscalía es de libre acceso para cualquier interesado.
Otros dos especialistas de ese instituto siberiano, Valeri Zveguintsev y Anatoli Máslov, también fueron condenados a 14 años de cárcel por motivos similares.
Desde 2018 entre diez y veinte científicos rusos han sido detenidos y acusados de espionaje y alta traición, incluidos Valeri Mitko, de 78 años, o Víctor Kudriávtsev, de 75.
Los dos últimos destacaron por haber trabajado en proyectos vinculados a armas hipersónicas o a sistemas de acústica subacuática, tecnologías clave en el programa de desarrollo de armamento de nueva generación.
Los resultados de sus investigaciones fueron utilizados a la hora de desarrollar los misiles hipersónicos Kinzhal, Sarmat, Avangard y Tsirkon, capaces de burlar el escudo antimisiles estadounidense, según el presidente ruso, Vladímir Putin.
La prensa independiente asegura que el jefe del Kremlin, que presentó dicho armamento en el discurso sobre el estado de la nación en marzo de 2018, ordenó al Servicio Federal de Seguridad "proteger las tecnologías rusas más avanzadas del hipersonido".
El Kremlin asegura que las acusaciones vertidas contra los científicos siberianos son "muy graves" tras recibir una carta abierta en la que sus colegas denunciaban la persecución de la comunidad científica.
La caza de brujas lanzada por las fuerzas de seguridad entre la comunidad científica rusa para evitar la fuga de secretos de Estado se intensificó en 2018, pero se disparó con el comienzo de la guerra en Ucrania en febrero de 2022.