El Tribunal de Cuentas de la Unión Europea considera que el bloque comunitario no está "plenamente preparado" para afrontar emergencias graves de salud pública y debe aprender de la pandemia de covid-19 en aspectos como recurrir a "técnicas más fiables" para reportar infecciones y muertes.
"En este momento sería prematuro afirmar que la UE está plenamente preparada para afrontar emergencias graves de salud pública", indicó el Tribunal de Cuentas en un informe sobre la respuesta de la UE a la crisis del coronavirus.
Los auditores comunitarios constatan que ni la UE ni sus agencias de salud estaban preparadas para afrontar una "pandemia prolongada" aunque, tras errores iniciales como infravalorar las posibilidades de expansión del virus tras los primeros casos notificados en China, lograron "adaptarse y responder adecuadamente a la crisis" y en última instancia su actuación "fue correcta".
Esa traumática experiencia llevó al bloque comunitario a reforzar sus agencias y el análisis del Tribunal de Cuentas llama a seguir robusteciendo el Centro para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) y la Agencia Europea de los Medicamentos (EMA) porque "el impulso para estar preparados frente a crisis sanitarias ha de ser duradero".
"Cuatro años después, para que la historia no se repita, la UE debe aplicar eficazmente las enseñanzas extraídas", señaló el auditor responsable del informe, João Leão.
El Tribunal de Cuentas critica, en particular, la recogida de datos del ECDC, pues "el número de infecciones notificadas dependía en gran medida de las estrategias aplicadas por cada Estado miembro para las pruebas de diagnóstico" o con "los métodos empleados para atribuir las muertes al COVID-19".
"Podría haberse recurrido con mayor frecuencia a técnicas más fiables, tales como el análisis de las concentraciones del virus en las aguas residuales", agrega el análisis independiente del Tribunal de Cuentas, que también señala que algunas recomendaciones del ECDC, como las relativas al uso de mascarillas y rastreo de contactos, solo llegaron al final de la primera ola, es decir, "demasiado tarde".
Más benévolo es el análisis sobre la EMA, que se adaptó "rápidamente", se puso en contacto con desarrolladores de vacunas y tratamientos, adoptó otras medidas para acelerar su autorización y "contribuyó a contrarrestar la escasez de medicamentos".
La crisis del coronavirus llevó a la Comisión Europea a emprender una serie de reformas, como reforzar los mandatos del ECDC y la EMA y proponer una amplia revisión de la legislación farmacéutica comunitaria, aún en tramitación.
En negativo, los auditores indican que estos cambios han alumbrado una "estructura organizativa muy compleja" y temen en particular que el trabajo del ECDC se solape con el de la recién creada Autoridad de Preparación y Respuesta ante Emergencias Sanitarias (HERA).