Leopoldo Pacheco | 29/08/2024 | 09:58
LOS CIUDADANOS PODRÍAMOS NO estar tranquilos ante los cambios que se aproximan en nuestro país una vez que serán escenarios distintos los que se vislumbran en temas como la reforma al Poder Judicial Federal, la federalización del sistema de Salud en el Estado e incluso la desaparición de organismos autónomos, una cascada de reformas y cambios que se aprobarán por mayoría calificada en el Congreso de la Unión, sin embargo se debe reconocer que todo lo que se podría generar en base a transitar en nuevas dinámicas de país, de gobierno y de sociedad no se dan porque si, aunque se haya querido plantear de esa manera.
MÉXICO NO HA SIDO UN PAÍS EN cuya historia de administraciones gubernamentales, los cambios y los procesos de modernización nos hayan sacado de una crisis permanente donde la brecha que divide la riqueza de la marginación sólo se ha hecho más amplia, y ese ha sido el caldo de cultivo para que finalmente otras ideas prosperen y tengamos de frente una transición que no será sencilla.
MÉXICO, EN LA ACTUALIDAD, SE encuentra en un periodo de transformaciones significativas que abordan aspectos sociales, políticos y económicos. Estos cambios reflejan tanto los retos históricos como las oportunidades emergentes que enfrenta el país y que ahora se convierten en un proyecto de país que se denomina la cuarta transformación.
UNO DE LOS ASPECTOS MÁS destacados es la búsqueda de una mayor justicia social y equidad. La creciente conciencia sobre la desigualdad ha impulsado movimientos sociales que exigen derechos más equitativos para todos los ciudadanos. Este clamor por justicia se manifiesta en la lucha contra la corrupción y en la demanda de una mayor transparencia en la administración pública, lo que indica un deseo de construir un México más inclusivo y responsable.
EL RIESGO Y SOBRE TODO EL COSTO que conlleva estos propósitos, es el sacrificio que implica para muchos aceptar y adaptarse a que las cosas serán distintas, sobre todo para aquellos que se niegan a que esto ya está pasando.
HABLAMOS DEL ÁMBITO POLÍTICO que ha experimentado una reconfiguración, con la participación activa de nuevos actores y la necesidad de una renovación en las prácticas democráticas.
LA POLARIZACIÓN POLÍTICA HA planteado desafíos, pero también ha generado un debate necesario sobre la dirección que debe tomar el país. La participación ciudadana se ha intensificado, reflejando un deseo de involucrarse más en los procesos de toma de decisiones. Seremos una generación que veremos caer emblemas políticos que parecían intocables.
EN EL ÁMBITO ECONÓMICO, México enfrenta la necesidad de diversificar su economía y adaptarse a un mundo en constante cambio. La transición hacia energías más sostenibles y la innovación tecnológica son fundamentales para asegurar un futuro próspero.
ASIMISMO, LA PANDEMIA DE COVID-19 que aceleró la digitalización y ha puso de relieve la importancia de la resiliencia económica, también nos demostró el costo de tomar malas decisiones, al convertirnos en uno de los países que registró más muertes por esta enfermedad a nivel mundial.
EN RESUMEN, LOS CAMBIOS QUE atraviesa México hoy son complejos y multifacéticos. Si bien los desafíos son significativos, también lo son las oportunidades para construir un país más justo, democrático y próspero.
LA CLAVE RADICA EN LA VOLUNTAD colectiva de los ciudadanos y en la capacidad de las instituciones para adaptarse y responder a las necesidades de la sociedad, que al final del día no importará si se llama Morena, Pan, PRI o la coalición de todos contra uno o uno contra todos. Eso solo será politiquería, que la rebasan los millones de mexicanos que viven en nuestro país y los que vienen.
POR ESO LA SITUACIÓN ACTUAL DE México, marcada por una serie de reformas que afectan estructuras fundamentales como el Poder Judicial, el sistema de Salud y la existencia de organismos autónomos, nos enfrenta a un momento de incertidumbre y reflexión.
LOS CAMBIOS QUE SE vislumbran no son meras alteraciones administrativas; son transformaciones que podrían redefinir el funcionamiento del Estado y la relación entre los ciudadanos y sus instituciones.
LA POSIBILIDAD DE UN CAMBIO real radica en la participación activa de la ciudadanía. La historia nos enseña que los cambios significativos no se dan espontáneamente; son el resultado de un esfuerzo colectivo que exige vigilancia, exigencia y, sobre todo, una visión compartida de lo que queremos para nuestro país.
HASTA LA PRÓXIMA.