El vinyasa yoga tiene la posibilidad de transformar tu vida.
La manera en que inician nuestras mañanas, marca la pauta para el resto de nuestro día. Si comienzas estresada y con el rush de tener que llegar al trabajo, cumplir con la rutina de tus hijos tal vez, las siguientes horas, a pesar de lograr resolver los pendientes, te será sumamente difícil mantener un estado de calma.
Iniciar tu día con una buena rutina de vinyasa yoga no solamente te permitirá activar todos tus músculos después de estar inmóviles durante la noche, te ayudará a liberar el estrés acumulado del día anterior y encontrarás un estado de relajación activa donde podrás estar en calma, pero con la energía suficiente para concluir todas tus tareas matutinas sin entrar en ansiedad.
¿Qué es el vinyasa yoga?
El vinyasa yoga se caracteriza por ser una rutina con movimientos más fluidos, en vez de apostar por el pausado ritmo de otras variantes de esta práctica milenaria, se trata de que la transición entre las ‘asanas’ sea más rápida, haciendo especial énfasis en la fuerza y el equilibrio, conectando todos los elementos de tu cuerpo. Es común que también se le llame ‘flow yoga’, por la forma en que las posturas cambian entre sí.
Posturas de vinyasa yoga
Un circuito matutino con estas posturas será ideal para que tus mañanas se vuelvan el momento en el que decidas qué ritmo tomará tu día
Adho Mukha Svanasana
Comenzarás con esta postura para darle un primer estirón a tus músculos y esta misma se convertirá en una postura de descanso o también de transición, permitiendo que el cambio sea mucho más rápido, pero cuidando que tus músculos no sufran ningún percance.
Para lograrl deberás colocarte recostada sobre el mat y después comenzar a elevar la cadera a manera de que consigas una v invertida con brazos y piernas perfectamente estirados.
Virabhadrasana
Esta ‘asana’ es ideal para mantener tus músculos tonificados, además de aumentar la flexibilidad en las piernas y el tronco. Se logra alargando la columna para después dar un giro con el tronco a la par que mantenemos los brazos y piernas estirados, teniendo como punto de apoyo la rodilla.
Es importante que hagas esta postura con ambos lados del cuerpo para potenciar sus resultados.