Patricia Maguet Levy, una terapeuta de parejas que ejerce su profesión desde Barcelona, España, ha recibido una incontable cantidad de mujeres en su consultorio. Bajo esa experiencia, la experta puede mencionar las quejas más comunes y contundentes que las mujeres hacen sobre los hombres.
“Tras haber tratado con cientos de parejas, me ha quedado claro que cada pareja es un mundo”, dice la experta. Por esta razón no puede generalizar sobre las quejas, pero enfocándose en las parejas heterosexuales, es decir, hombre y mujer, tiene tres que no salen de su mente.
1. Quiero su apoyo, no sus consejos
Las pacientes de la psicóloga Patricia Maguet inician esta frase con algo muy curioso: “Echo de menos”.
Y la queja concisa indica que extraña que su pareja le escuche y le apoye emocionalmente. Pero ojo a esto: “Sin darme consejos ni tratar de resolver lo que me preocupa”.
En muchas oportunidades, las mujeres no buscan una solución inmediata a sus problemas, sino que prefieren ser escuchadas y desahogarse. Pero en la naturaleza de los hombres está el de ayudar y sobre todo proteger, por lo que caen en la “trampa”.
En este sentido, la experta señala que hay una falla de conexión emocional.
2. No me ayuda en casa
El problema eterno de los quehaceres del hogar. Bien sea porque lo hacen solas o sienten que ellos no hacen lo suficiente, las mujeres siempre se quejan de la falta de apoyo en casa.
Por ejemplo, el reparto de las tareas y el cuidado de los niños suele crear tensión. Una paciente le comentó que su pareja cocina, pero “solo ella” sabe lo que han comido los pequeños en la escuela y cuál es la variación alimenticia que debe hacerse.
3. Todo es sexo
Sí, increíblemente, la presunta obsesión sexual de los hombres tiende a ser un problema para las mujeres, pero esto tiene un motivo razonable y es cuando ellos sexualizan todo.
"Otra queja frecuente suena como ‘cualquier muestra de afecto y de cariño, la convierte inmediatamente en un acercamiento sexual", describe la psicóloga.
La realidad indica que las mujeres suelen desear un abrazo o acurrucarse, sin la mínima intención de obtener un encuentro sexual, pero es probable que los hombres entiendan lo contrario, quizás por naturaleza o poco romance.
Esta falta de distinción entre el cariño y la sexualidad es lo que crea problemas que conducen a un consultorio.