Viernes 22 de Noviembre de 2024 | San Luis Potosí, S.L.P.

Eso que llamamos ciudad

Jorge Chessal Palau | 21/08/2024 | 07:19

EL DICCIONARIO DE LA LENGUA DE la Real Academia Española nos da un concepto de “ciudad” que en nada sirve para entender en su justa dimensión lo urbano.

SI DEJAMOS EN NUESTRA MENTE presente la idea de un “conjunto de edificios y calles, regidos por un ayuntamiento, cuya población densa y numerosa se dedica por lo común a actividades no agrícolas”, podríamos llenar páginas y páginas con las dudas, precisiones y correcciones que nos despertaría.

NO CABE DUDA DE QUE UNA ciudad es mucho, muchísimo más que eso.

Es posible distinguir acepciones del término, atendiendo incluso a la perspectiva desde la cual se expresa: desde el punto de vista de la geografía, Paul Vidal de La Blache nos dice que la naturaleza prepara el sitio y el hombre lo organiza de tal manera que satisfaga sus necesidades y deseos; desde la economía, Henri Pirenne liga la vida ciudadana, de manera inexorable, con el comercio y la industria; para la política recurramos a Aristóteles, quien estima la ciudad como un cierto número de ciudadanos, estableciendo así dos grandes grupos, los propiamente ciudadanos, es decir, quienes tienen la capacidad de intervenir en las funciones deliberativas y judiciales y el resto de quienes ocupan ese mismo espacio geográfico, a quienes excluye de aquellos; desde la sociología, Lewis Mumford llama a la ciudad la forma y símbolo de una relación social integrada.

POR SU PARTE ROBERT E. Parknos dice: “La ciudad es algo más que un conjunto de individuos y de conveniencias sociales; más que una serie de calles, edificios, luces, tranvías, teléfonos, etc., algo más, también, que una mera constelación de instituciones y cuerpos administrativos: audiencias, hospitales, escuelas, policía y funcionarios civiles de toda suerte.

LA CIUDAD ES MÁS UN ESTADO del alma, un conjunto de costumbres y tradiciones, con los sentimientos y actitudes inherentes a las costumbres y que se transmiten por esta tradición.

LA CIUDAD, EN OTRAS PALABRAS, no es un mecanismo físico ni una construcción artificial solamente. Está implicada en el proceso vital del pueblo que la compone; es un producto de la naturaleza y, particularmente, de la naturaleza humana”.

ESTA CIUDAD VIVA, CON ALMA, SE nos presenta como un fenómeno de construcción compleja, cuyos elementos que la integran resultan, de tal manera indisolubles, que es imposible entender a unos sin los otros.

SI ACEPTAMOS LO ANTERIOR, debemos entonces concordar en que cada ciudad tiene su propia identidad, más allá de meras distinciones externas en cuanto a arquitectura y desarrollo.

LA IDENTIDAD DE LA CIUDAD, como dice Rem Koolhaas, cuando más poderosa es, más aprisiona, más se resiste a la expansión (en el más amplio sentido y no solo referido a tamaño); se convierte en un faro: fijo, excesivamente determinado, que solo cambia de posición a costa de desestabilizar la navegación; la ciudad genérica rompe con el corsé de la identidad, es la ciudad liberada, sin historia, superficial.

NO QUEREMOS UNA CIUDAD despersonalizada.

@jchessal