Martes 10 de Septiembre de 2024 | San Luis Potosí, S.L.P.
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Homilía: Creer, es vivir

Pbro. Lic. Salvador González Vásquez | 11/08/2024 | 06:21

Es muy humano, que en ciertas etapas de la vida, se agoten las fuerzas para seguir.
 
El enemigo interno,   nos lleva a pensar, que el esfuerzo que hicimos, ha sido inútil.
 
Para salvarnos del pesimismo, hay que  volver a Dios. Y para eso, tenemos que  recuperar la fe.
 
La fe, es la virtud que nos sostiene a pesar de este mundo, donde ignoramos, en dónde estamos parados.
 
Hoy, dice el Señor: “Yo les aseguro: el que cree en mí, tiene vida eterna”. (Jn.6).
 
Creer, es vivir. Ya que una vida sin fe, está atrapada en la angustia; y donde no hay  libertad, tampoco puede haber vida.
 
Por tanto, hay que alimentarnos del pan de  vida, que nos viene de lo alto.
 
La palabra divina, que es verdadera comida, nos ayuda a recuperar las ganas de vivir.
 
Hablando de Elías, dice la Escritura: “Por segunda vez, el ángel del Señor lo despertó y le dijo: Levántate y come, porque aún te queda un largo camino”. (1Re 19).
 
A nosotros, no nos corresponde decretar el fin.
 
El que nos dio la vida, es quien determina, el inicio y el final de la existencia.
 
Por eso,  es necesario confiar en Dios, para recuperar la fuerza. 
 
Solo así, podremos cumplir con  la misión  encomendada.
 
Para subsistir en esta vida, hay que alimentarse de Dios. 
 
Ya  lo dijo el Señor: “…el que coma de este pan vivirá para siempre”.(Jn.6).
 
Sin el pan del cielo, es imposible vivir a plenitud.
 
Por tanto, volvamos a Dios, para recuperar la vida. 
 
Vivamos de la fe, porque sin ésta, la existencia es muy frágil. Y así, es fácil acabar con  el gusto de  vivir.
 
 
Pbro. Lic. Salvador Glez. Vásquez.
 
 
Evangelio del día
Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 41-51
 
En aquel tiempo, los judíos murmuraban de Jesús porque había dicho: «Yo soy el pan bajado del cielo», y decían:
«¿No es este Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?»
 
Jesús tomó la palabra y les dijo:
«No critiquéis. Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado.
 
Y yo lo resucitaré en el último día.
 
Está escrito en los profetas: “Serán todos discípulos de Dios”.
 
Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí.
 
No es que alguien haya visto al Padre, a no ser el que está junto a Dios: ese ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree tiene vida eterna.
 
Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera.
 
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre.
 
Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo».