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Enséñalos a tolerar la frustración

Reforma | 02/08/2024 | 17:55

¿Qué haces cuando algo no sale como esperabas? Lo más saludable es respirar y buscar otra alternativa, pero no todos logran reaccionar de esta manera: hay quienes acaban por desesperarse, enojarse e incluso actuar agresivos consigo mismos o con otros.
 
 Lo más preocupante es que quienes trabajan con niños y adolescentes observan esto cada vez con más frecuencia. Los chicos son menos tolerantes a la frustración.
 
 "Lo que predomina en estas nuevas generaciones son niños con una necesidad intensa de obtener una recompensa inmediata: 'Lo quiero ya, en este momento', 'si no lo obtengo voy a romper cosas, a gritar, a patalear, a llorar'", señala la psicóloga escolar Marcela Herrera Ortiz.
 
 "No saben esperar y ser pacientes. Estamos viéndolo en edades preescolares de preescolar, primaria y secundaria".
 
 Derivado de esta baja tolerancia, apunta, tienden a ser más impulsivos y agresivos, por lo que sus vínculos afectivos -como amistades- se ven afectados.
 En las clases que imparte de mindfulness para niños, la psicóloga Janett Aréchiga Salinas lo ha visto también.
 
 "Muchos de los niños que han ido al taller han ido porque justamente son intolerantes", apunta la especialista en terapia cognitivo conductual.
 
 "Son niños que escuchan la palabra 'No' como 'No te voy a comprar este juguete' o que un trabajo no le salió bien, alguna calificación que querían sacar y no lo lograron, entonces ahí empieza esa incapacidad de manejar las frustración y los retos".
 
 Lo que se espera para el futuro de los menores con este tipo de dificultades es similar a lo ya observado en algunos adultos, apuntan las especialistas: personas que son fácilmente irritables, que pasan rápido a un acto de agresión o que abandonan aquello que no salió como esperaban, en vez de seguir intentando.
 
 También algo que se vive con frecuencia en la Ciudad y que es muy notorio: conductores desesperados, que si se les atraviesa un carro, empiezan a gritar e incluso agredir.
 
I. TOLERANCIA, TOLERANCIA
 La vida está llena de imprevistos: desde el camión que no pasa o el carro que se descompone, hasta una enfermedad o la pérdida de un empleo.
 
 En momentos donde las cosas no salen como se planeaba o se desea, suele aparecer la frustración.
 
 "La frustración la podemos entender como una respuesta que tenemos los seres humanos ante una situación adversa", explica la psicóloga Herrera.
 Se puede ver manifestada de muchas formas, como enojo o huir de la situación.
 
 Para afrontar estas situaciones adversas, los seres humanos desarrollan una habilidad llamada tolerancia a la frustración.
 
 "Ser tolerante se refiere a nuestra capacidad de adaptarnos, de regularnos emocionalmente para saber ante estos retos que simplemente es algo pasajero y que va a haber un camino alterno para poder completarlo", indica la psicóloga Aréchiga.
 
 Esta capacidad no aparece por arte de magia, es algo que se va formando desde los primeros años de vida. 
 
 Sin embargo, diversos factores en la actualidad han provocado que los niños enfrenten dificultades para desarrollarla.
 
 Las especialistas destacan que cuando la tolerancia a la frustración no está presente o es muy baja y de larga duración podría ser señal de un trastorno del neurodesarrollo como TDAH, lo cual requiere atención médica.
 
II. PELIGROS DE INTERNET
 Ya sea jugando, viendo programas de televisión o "scrolleando" por horas en TikTok, los menores de hoy en día pasan una gran cantidad de tiempo frente a las pantallas.
 
 A la larga afecta en su tolerancia, apuntan las especialistas, pues en internet tienen acceso a contenidos de manera inmediata, sin necesidad de esperar, y recompensas por esfuerzos mínimos, como ganar vidas extras por sólo ver un anuncio.
 
 "Cuando se enfrentan a una tarea real en la escuela es demasiado frustrante para ellos", ejemplifica Herrera.
 
 "Mantener la atención en una tarea o una instrucción se vuelve muy frustrante y aburrido porque están acostumbrados a la estimulación en las plataformas o videojuegos".
 
 Estudios recientes en Estados Unidos señalan que los niños de entre 8 y 12 años pasan entre cuatro y seis horas frente a pantallas, número que sube a nueve en adolescentes. La cifra no debe ser muy diferente en países como México.
 
 Hay padres que utilizan los dispositivos electrónicos para calmar a sus hijos cuando están enojados, tristes o desesperados, añade Aréchiga. Esto ocasiona que repriman sus emociones y después no puedan regularse.
 
 La problemática es multifactorial, aclaran las expertas, y otro de los factores que suma a la baja tolerancia en los menores es una crianza demasiado permisiva, con padres que no son capaces de decir "no" a los chicos.
 
 "En algún punto de su vida va a haber una regla", advierte la psicóloga, "y si esas cosas no las pueden hacer en ese entorno, se van a frustrar".
 
 También influye el estrés de la vida actual y problemáticas mundiales a las que están expuestos los menores por la facilidad que tienen de acceder a la información.
 
III. PRACTICAR LA PERSEVERANCIA
 Además de regular el uso de las pantallas, los padres pueden hacer mucho para ayudar a sus hijos.
 
 "Nos corresponde a los adultos acompañarles en este proceso de identificar las emociones, la frustración, el enojo", indica la psicóloga Herrera, "que puedan identificarlas, nombrar y gestionar, va a ser clave para el desarrollo de la tolerancia a la frustración".
 
 Existen actividades que pueden realizar con ellos desde pequeños, como los juegos de mesa, que enseñan a seguir instrucciones, esperar turnos, escuchar a otros y entender que si pierden, se puede volver a jugar e intentar ganar.
 
 También enseñarles que, si son perseverantes, pueden resolver muchos de sus problemas, así como a ser flexibles a buscar otras formas de conseguir lo deseado.
 
 Y que los padres sepan decir que "no" y evitar resolverles todos sus problemas.