Viajar al extranjero ofrece oportunidades increíbles para experimentar diversas culturas y admirar monumentos, estatuas y paisajes impresionantes. Sin embargo, es crucial acercarse a estos sitios con respeto y consideración. Recientemente, una turista provocó indignación al posar para una fotografía sentada sobre la icónica estatua de Hachiko en Tokio, un querido símbolo de lealtad y devoción. El video de sus acciones se volvió viral, generando una fuerte reacción en las redes sociales.
Compartido por @8dayssg en Instagram con el pie de foto, “Muchos se molestaron con su comportamiento, y con razón”, la mujer, con gafas de sol, un suéter violeta y jeans, se sienta casualmente sobre la estatua de Hachiko mientras su acompañante toma fotos. Con una sonrisa juguetona y una pose que destaca sus gafas de sol, se burla del monumento venerado.
Después de su breve sesión fotográfica, desciende de la estatua. A medida que los transeúntes pasan, sus miradas se detienen con una mezcla de desaprobación e incredulidad, perturbados por el flagrante desdén hacia un símbolo tan apreciado.
El video ha desatado conversaciones sobre la falta de respeto que no solo ofende los sentimientos locales, sino que también socava la integridad de los monumentos culturales.
Un usuario comentó: “Incluso si no tuviera idea de la historia detrás de Hachiko, nada justificaría comportarse de esta manera. No me sorprendería que Japón prohibiera turistas como ella.” Otro usuario dijo: “Imagina a la gente pisoteando tu memorial... Una estatua que conmemora a los fallecidos porque la gente respeta el espíritu de los muertos. Los humanos han perdido su humanidad.”
“Por esto están prohibiendo turistas en algunas áreas. Dejen de arruinarlo para todos y simplemente quédense frente a él como una persona normal,” añadió un tercero. Un cuarto usuario escribió: “¿Pueden dejar de comportarse como bestias en Japón??? Realmente quiero ir, pero a este ritmo puede que cierren las fronteras antes de que tenga la oportunidad.”
Hachiko fue un perro Akita conocido por su notable lealtad. En la década de 1920, iba a la estación de Shibuya todos los días a esperar que su dueño regresara del trabajo. Después de que su dueño falleciera repentinamente, Hachiko continuó esperando en la estación todos los días durante nueve años. Su historia de devoción lo convirtió en un símbolo nacional de lealtad, y una estatua en su honor cerca del cruce de Shibuya sirve como un popular punto de encuentro para los locales.
