José Luis Solís Barragán | 19/07/2024 | 18:54
LA DEMOCRACIA ES UN SISTEMA político basado en la lógica de la representación de la soberanía popular, es decir lo que Lincoln definió como: el gobierno del pueblo y para el pueblo; la ciudadanía debiera ser la base central de la democracia, es decir a ella se le rinde cuentas y ella es quien define quién lo representa y/o gobierna.
LA DEMOCRACIA NO ES UN sistema novedoso, pero si es un sistema en constante evolución, su diseño institucional que busca la dispersión del poder, debe encontrar de forma permanente esquemas que impidan el permanente intento de los hombres de poder, que buscan la concentración y la conservación del mismo.
EL MUNDO EN GENERAL GIRÓ rumbo a sistemas democráticos, gran parte de la población fue gobernada por hombres y mujeres electos por la ciudadanía y en la mayoría de los casos, se plantearon desde sólidos andamiajes de pesos y contrapesos, hasta incipientes herramientas que abrieran la puerta a la consolidación democrática.
SIN EMBARGO, SI BIEN ES CIERTO que, a finales del siglo pasado y principios de este, la mayoría de los países vivían en democracia, resulta preocupante ver como muchos han comenzado a girar a visiones que parecían ya no tener espacio en un mundo preponderantemente democrático.
DISCURSOS NACIONALISTAS, concentradores de poder, incremento significativo en la participación del Estado en la actividad económica e incluso supresión de Derechos Humanos justificados por la: “razón de Estado”, son ejemplos de situaciones que se han permeado en las democracias y en diversas ocasiones, han fracturado a los sistemas mismos.
ES IMPORTANTE SEÑALAR QUE EN la última década hemos tenido ejercicios interesantes y complejos que nos obligaban a plantearnos dudas existenciales sobre la democracia, por ejemplo, resultaba complejo entender como después de años, El Salvador lograba un acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC y la sociedad votaba por la no ratificación del mismo; años después la sociedad inglesa elegía salirse de la Unión Europea, sin importar las consecuencias negativas que ello implicaba.
A ESTO DEBEMOS SUMAR TODOS aquellos candidatos que han ganado las elecciones bajo la premisa de ser los antisistema, que logren el cambio que la “clase política tradicional” no logra materializar, y de estos últimos, los ejemplos son más extensos.
POR ÚLTIMO, LA POLARIZACIÓN EN los países, hace imposible el diálogo entre las fuerzas políticas y sociales; el clima generalizado de polarización, en buena parte alimentado por las brechas de desigualdad, generan una distorsión que frena la integración de los miembros de la colectividad, por lo que los canales institucionales de la democracia, en muchas ocasiones no pueden contener una realidad que los rebasa.
ESTO EN SU CONJUNTO ES ALGO que debe alarmarnos y no a una nación en específico, o pensar que algún país está exento de que su democracia entre en crisis, porque sin duda alguna cada caída de un régimen democrático es un foco de alerta que rompe los equilibrios de la estabilidad global.
CADA HOMBRE O MUJER QUE llega al poder y atenta contra las instituciones democráticas de su país, pone en peligro la paz por la falta de frenos que limite el ejercicio del poder; cada incremento en la polarización de las sociedades, abre la brecha a regímenes con altas cargas ideológicas que privilegien el fanatismo que la tolerancia.
NO HAY PAÍSES QUE PUEDAN decirse vacunados contra los virus que atentan contra la democracia, ya que incluso los países más consolidados, hoy viven en riesgo permanente de caer en manos de políticos populistas o con altas tendencias autocráticas.
HACE UNOS DÍAS, EN ESTADOS Unidos el candidato Donald Trump fue víctima de un atentado, ello nos habla del grado de polarización e intolerancia que vuelve a vivirse en ese país; eso nos refleja que sus canales institucionales democráticos ya fueron rebasados y que las urnas no son el mecanismo en que todos los individuos sientan una representación o confiabilidad.
HAY ESTUDIOS QUE NOS muestran que las últimas democracias no caen en manos de militares como el siglo pasado, sino que ahora son víctimas de sí mismas y lo que parece ser el inminente regreso de Donald Trump y su atentado, debe hacernos entender que la democracia está viviendo la peor crisis por un desencanto generalizado y una intolerancia creciente.
UNA DEFINICIÓN MUY COMPLETA de la democracia la aporta la propia constitución mexicana, que establece que es un sistema de mejoramiento constante económico, social y cultural del pueblo; quizás lo que vivimos como el desencanto de la democracia, es la incapacidad del sistema de dar respuestas eficientes a los problemas colectivos.
ESTO QUE SE VISLUMBRA COMO LA gran crisis de la democracia no debe ser vista como cosa menor, ya que de lo contrario, minimizar la situación puede propiciar que el sistema como lo conocemos, empiece a caer como fichas de dominó y dejando en el aire el futuro de los regímenes políticos de las naciones.
LA DEMOCRACIA ES UN SISTEMA imperfecto, es un sistema que sigue sin lograr cerrar las brechas de desigualdad, pero hasta hoy, es el régimen que garantiza mayor libertad, por lo que debemos entender que sacrificar la democracia, es sacrificar nuestra propia libertad.
QUIZÁS ROMANTIZAMOS TANTO LA democracia que generamos muchas expectativas y con ello la exigencia para dicho sistema es muy dura; pero es necesario que exista un compromiso férreo de la ciudadanía para conservar y fortalecer el único régimen que está obligado a colocar al ciudadano como centro de las decisiones del Estado.
@josesolisb