San Luis Potosí, SLP.- Entre todos los fervores y cultos, el concedido a la virgen del Carmen, es uno de los más profundos y apasionados, la imagen resguardada en el templo que lleva su nombre en el Centro Histórico, es la que inspira las advocaciones, es referente en La Procesión del Silencio durante Semana Santa y ha convertido al escapulario entregado para protección de la Orden del Carmelo en un popularizado amuleto mágico contra todos los males.
El 16 de julio es consagrado a Nuestra Señora del Carmen, en una de las fiestas patronales religiosas, más tradicionales, en el Centro Histórico capitalino. Desde primera hora del martes, la feligresía ha asistido con fervor, al templo en cuyo atrio comienzan a instalarse varios puestos del comercio informal, entre los que son de antojitos, y los de flores o artículos religiosos.
La imagen está expuesta desde el lunes pasado, frente al dorado camarín del barroco tardío, en su altar ornamentado, a diferencia de las cientos de velas lúgubres que son colocadas la noche del Viernes Santo; ahora con suaves rosas de diferentes colores.
Las misas son realizadas desde las primeras horas del martes, así continuarán hasta la noche, cuando el fervor se eleva a la algarabía de la fiesta patronal.
La virgen del Carmen es una con uno de los cultos más arraigados en la feligresía potosina, inspirado por la orden de los carmelitas desde hace siglos, cuya influencia, permitió que extendieron su convento y jardín, en toda el ala oriente de la plaza actual, la Alameda Juan Sarabia, muchísimos años atrás, eran los huertos de ese complejo religioso.
El culto a la virgen se asocia con la leyenda y la magia.
Una joya de oro, en una de sus manos, conforme al relato de la leyenda potosina de la Loca Zuley, fue entregada por un albañil como manda, tras descubrirla en los trabajos de demolición del antiguo cementerio barrial de San Miguelito.
El escapulario con la imagen de la orden con el significado de los carmelitas en el Monte Carmelo, y la letra M coronada, en alusión directa a la virgen María; ha sido asimilado sin serlo, como un amuleto protector contra cualquier mal o peligro.
Lo han entronizado como un amuleto mágico, cuando en realidad es una concesión mariana, religiosa, por la que su portador, en una promesa hecha por la virgen mediante el Escapulario del Carmen, al sábado siguiente a su muerte, quedará salvado del Purgatorio.
El templo del Carmen, el Día de la Virgen, sus festejos están motivados por el fervor.
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