El experto en seguridad de personas Ivan Ivanovich recomendó que autoridades mexicanas privilegien la contrainteligencia en lugar de desplegar a escoltas o militares en torno a funcionarios de alto rango como el Presidente Andrés Manuel López Obrador y la virtual Presidenta electa Claudia Sheinbaum.
Ivanovich, presidente de Worldwide Security Options, compañía especializada en la gestión de riesgos, hizo el señalamiento luego del atentado contra el candidato presidencial estadounidense Donald Trump.
"En México tenemos una situación muy grave, ya que tanto en el sector público como privado prevalece este siniestro enfoque reactivo. En los últimos dos años fueron asesinados 19 personajes protegidos de ambos sectores y 32 de sus escoltas, en total 51 muertos, en dos años, todo por confiarse en las armas y en la reacción", dijo el ex escolta de personalidades como Madeleine Albright, ex Secretaria de Estado de Estados Unidos
"El tradicional sistema de protección, por ejemplo, del Servicio Secreto, caracterizado por agentes con trajes negros, armas, gafas oscuras y francotiradores, fue puesto a prueba y falló. Un solo tirador de 20 años de edad logró burlar la maquinaria del Servicio Secreto y herir a su protegido. Resulta preocupante imaginar el desenlace si el adversario hubiera sido algún grupo del crimen organizado".
En las giras del Presidente López Obrador es notable el despliegue del Ejército y la Guardia Nacional, con uniforme o vestidos de civil, además del uso de francotiradores, perros entrenados y el apoyo de las autoridades estatales.
"La protección ejecutiva es una actividad que se desarrolla en el ambiente civil con las reglas que le son propias. La doctrina militar representa un enfrentamiento por antonomasia. La protección ejecutiva busca evitar enfrentamiento y los riesgos que esto conlleva. Son dos doctrinas distintas, donde se debe priorizar la anticipación y la evasión del enfrentamiento. Los resultados de la doctrina reactiva son desastrosas", advirtió el también fundador de Executive Academy Protection.
Ivanovich refirió que el evento de Donald Trump del sábado pasado en Butler, Pensilvania, fue anunciado públicamente con 10 días de antelación, el 3 de julio.
El agresor, explicó, tuvo 10 días para preparar el ataque, además de que el montaje del podio para el evento empezó el 11 de julio, dos días antes, lo que es de importancia clave.
"Se puede decir prácticamente con seguridad que el atacante tuvo que estar recorriendo, analizando y vigilando la zona del evento varios días antes del ataque. Tenía que subirse a los techos, medir distancias, visibilidad, etc, aun siendo amateur, como ocurrió en otros casos similares donde las personas inexpertas atacaron a las prominentes figuras publicas. Esto debió de haber ocurrido especialmente desde el momento en que se instaló el podio", explicó el entrenador en técnicas de supervivencia urbana.
"Si se hubiera implementado un operativo de contravigilancia previa, especialmente dos días antes del evento, cuando el podio estaba montado y el agresor debió de haber ido en el lugar para la preparación final del ataque, existe una buena posibilidad que se habrían detectado estas actividades".
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